Mujeres y justicia de género

La mujer rural: el pilar del campo colombiano

“Consideramos urgente y necesario poner en la agenda pública la situación de las mujeres rurales y campesinas colombianas frente a un gobierno ausente en la garantía de sus derechos, que, como se lo propuso en campaña, está haciendo trizas la esperanza de paz representada en los acuerdos de la Habana. Hoy nos someten nuevamente a la guerra. Los territorios y los bienes comunes los reparten entre la agroindustria, la banca y el empresariado. Y como si esto fuese poco, de manera cínica, se atreven a nombrar a las comunidades campesinas como emprendedores del campo, pretendiendo desconocer toda identidad y relación con la tierra para imponer su lógica mercantil”: Mariana Soto, moderadora e integrante del Programa de Mujeres de la Corporación.

El 15 de octubre, en el marco del Día Internacional de la Mujer Rural, conversamos con tres lideresas de la ruralidad colombiana acerca de la condición de las mujeres en el campo. Desde las tres voces se logró esbozar un panorama diverso donde confluyen problemáticas como la violencia estructural por parte del Estado, la estigmatización de la incidencia política de las mujeres en los territorios, la falta de oportunidades y el no reconocimiento de la labor de la mujer en la finca campesina. Cuando se habla de crisis es importante recordar lo que Aleida Ortiz, integrante de la Red de Acueductos Comunitarios de Boyacá, mencionó al hablar de la situación de las personas que viven en el campo, especialmente la situación de las mujeres, ya que siempre están en crisis a consecuencia de un Estado ausente que no da garantías ni herramientas para la permanencia en lo rural, la imposibilidad de acceder a créditos para iniciar proyectos productivos que les garantice la independencia económica y las barreras de acceso a la tenencia de la tierra que las subordina a las decisiones de otros.

La violencia aparece como una problemática común a todas, además porque no existen rutas de atención efectivas para los casos de las mujeres que viven en las áreas más dispersas. Incluso cuando se habla de la atención en salud o de la búsqueda de oportunidades, la lejanía y la negligencia las excluye de la posibilidad de ser atendidas ante una emergencia.

Para Rosa Ballesteros, integrante de la Corporación Agroecológica Tierra Libre Fusagasugá, es fundamental reconocer el papel que tiene la mujer en la agricultura, “sin la mujer campesina es imposible que exista el campo, ya que su trabajo en el hogar es el encargado de sostener la vida rural y la economía tanto de la familia como del país”.

“Como cuidadoras y campesinas, no tenemos garantías. Trabajamos dobles jornadas y aun así se nos niega la posibilidad de construir una economía propia donde nosotras podamos decidir qué sembrar y cómo hacerlo”, Carmen Acevedo, Red Intercorregimental de Mujeres.

Como se mencionó durante el evento, es necesario que las mujeres se empoderen, porque son ellas las únicas capaces de transformar sus propias realidades a partir de la incidencia política en su día a día, pues las pequeñas y grandes luchas que estas mujeres han gestado en sus territorios son las mismas que lentamente han posibilitado la defensa de los ecosistemas, la soberanía alimentaria, la agroecología, la autogestión comunitaria del agua, entre muchas otras que son las que sostienen la esperanza de permanencia.

Una vez más, es ineludible el deber que tenemos todos y todas de buscar formas de apoyar al campo y a las mujeres que lo construyen en lo cotidiano, apoyando los circuitos económicos solidarios locales y exigiendo políticas que reconozcan la identidad de los campesinos y las campesinas, que brinden herramientas reales para promover una economía que tenga en cuenta a la mujer y que posibilite visualizar un proyecto de vida digno en contextos rurales.

 Encuentra aquí la transmisión del evento: ‘Mujeres rurales y campesinas colombianas en tiempos de crisis’

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