Sandra Galeano recorre San Cristóbal, corregimiento de Medellín, con una sonrisa como escudo ante la adversidad. Desde su vereda La Ilusión, acude hace cuatro años a citas periódicas con otras mujeres que buscan capacitarse como promotoras de género en un proceso liderado por la Corporación Penca de Sábila. Cuatro años que le han enseñado que ‘preguntando se va a Roma’, como afirma mientras recuerda los éxitos que ha obtenido en su corta carrera como líder comunitaria.

Sandra Galeano

En este nuevo rol que la vida le puso por delante, su mayor logro está representado en el camino que hoy permite que los niños de su vereda se trasladen sin inconvenientes hasta la escuela. De parte de su hijo, Daniel Esteban, de diez años de edad, recibe la admiración que también obtiene de sus vecinos y que, según sus palabras, es el mayor regalo que pueda obtener.

Ser promotora de género ha cambiado su vida de manera radical. Sandra afirma que el proceso las ha acercado al empoderamiento a ella y a sus compañeras. Lejos están hoy de ser esas mujeres sumisas que se espera que sean las mujeres del campo, dice. Hoy tienen la convicción necesaria para luchar por sus causas. Aunque haya momentos de flaqueza, donde las críticas y la obstrucción a su labor intenten detenerla, echa mano de su recursividad para respaldar esa idea de no permitir que te digan que no se puede, y por el contrario intentar por todas las vías posibles.

Sandra se asume como una mujer de aspiraciones renovadas. Relata con emoción un viaje reciente al municipio de Urrao. Cuenta que cuando vio el letrero que decía “Casa de la mujer”, creyó posible la réplica de este proyecto en su comunidad. Y así mismo, con cada conversación con sus vecinos, con cada necesidad identificada, nace en ella el ánimo de ayudar a concretar acciones por el beneficio de todos.

Cuenta, además, que ha podido identificarse plenamente con muchas otras mujeres de diversas procedencias. De las personas que han impartido las capacitaciones a las que ha asistido, dice que lo más importante es el carisma y la disposición con que asumen su tarea. Parecen del campo, agrega.

Hoy, la experiencia y los resultados efectivos afirman su proceso de empoderamiento. Mientras lleva su vida regular de ama de casa, madre y esposa, Sandra está más segura que nunca que antes que todo es mujer: vibrante, afectiva, responsable y capaz.

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