En el sector Alto de la Virgen en el municipio de Copacabana, Valle de Aburrá, nace la quebrada La Chuscala, afluente de gran importancia para las comunidades que viven en el territorio circundante a la microcuenca. Surte aproximadamente a 2.500 familias de los municipios de Copacabana y Girardota, asociadas a siete acueductos comunitarios: La Chuscala, La Cuchilla, María Santificadora, José A. Correa, Barrio María, la Escuela Quebrada Arriba y El Salado.
En este sector del Valle de Aburrá, como en otros de la ruralidad colombiana, las problemáticas ambientales y sociales en relación a la actividad humana significan, en muchas ocasiones, cambios en los usos del suelo, el abandono del campo y el deterioro de los ecosistemas circundantes a los afluentes de agua que, en este caso, es el agua a la que acceden los acueductos comunitarios.
En la parte alta de la microcuenca predominan sistemas de producción bovina de doble propósito y pequeñas franjas de producción de madera, además, gran parte del suelo está ocupado por fincas de veraneantes lo que se contrasta con la disminución de las fincas campesinas en el sector. En cuanto a la parte media de la microcuenca, se encuentran pequeñas porciones de tierra con vocación campesina de entre media y una hectárea donde se cultivan legumbres, plátano, café, caña, acompañadas de pequeñas áreas en potrero. La parte baja corresponde a la zona periurbana del municipio de Copacabana.
Todas estas problemáticas se presentan como amenazas a las comunidades campesinas y a los acueductos comunitarios; es por eso que con el acompañamiento del programa de Cultura y política ambientalistas, nace la Alianza por la Restauración de La Chuscala, en 2016, con el fin de emprender un proceso de restauración ambiental y procurar la defensa de la autogestión comunitaria del agua y la permanencia en el territorio de las comunidades campesinas.
Iniciamos con un diagnóstico participativo del territorio donde se consultó con las familias campesinas, las juntas administradoras y asociados/as de los acueductos comunitarios la propuesta de restauración ambiental de la microcuenca, seguido de unos recorridos territoriales para explorar, identificar y comprender las causas de los problemas socio ambientales presentes en la microcuenca. Toda esta estrategia fue pensada desde la posibilidad organizativa de unir esfuerzos y lograr incidir ante las autoridades ambientales y municipales en relación con la restauración, el cuidado y la conservación de la microcuenca desde la formación, la acción jurídica y las acciones de restauración.
Biojardineras para el tratamiento de aguas grises
Una de las acciones priorizadas fue la construcción de dos biojardineras o humedales artificiales para el tratamiento de las aguas grises de 20 viviendas, lo que significa un retorno responsable del agua a su cauce disminuyendo el impacto.
El manejo de los residuos líquidos domésticos que se generan en zonas rurales como esta deben partir de la separación en cada vivienda, de las aguas provenientes de la higiene del cuerpo, conocidas como aguas grises, y las aguas que contienen materia orgánica fecal y orina, debido a que las primeras son las que se tratan por medio de los humedales artificiales aquí planteados y las segundas mediante pozos sépticos.
Las biojardineras, al tratar las aguas grises, simulan los procesos naturales de degradación de la materia orgánica. Consiste en un filtro de grava y piedra sobre el que se siembran plantas semiacuáticas: las aguas grises fluyen a través del filtro donde las partículas más gruesas quedan atrapadas en las hendiduras de la grava, mientras que las más pequeñas sirven como alimento para los microorganismos fijos en el material filtrante. Esos nutrientes que quedan contenidos en el agua terminan por ser removidos por las plantas.
Finalmente, el agua que sale de las biojardineras puede ser reutilizada para el riego de las fincas o puede disponerse sobre las corrientes de agua superficiales o sobre el suelo para su filtración y retorno al ciclo natural en acuíferos subterráneos.
Acciones complementarias
Como acciones complementarias se acordó la erradicación de la planta “ojo de poeta”, la limpieza de residuos sólidos, la reforestación de los ecosistemas complementarios a la quebrada y la formación de la comunidad como gestoras y gestores que se encarguen de crear un sistema circular que permita el cuidado del entorno natural en el que cohabitan.
Actualmente, el proceso sigue en construcción y seguimiento; es por esa razón que se destaca la integración de los acueductos comunitarios con las comunidades campesinas para potenciar la capacidad organizativa en torno a las acciones de restauración, cuidado y conservación de las microcuencas abastecedoras desde una función técnica, jurídica y pedagógica.
La incidencia política de las organizaciones campesinas y de mujeres en la ruralidad de Medellín se presenta como un potencial importante para la defensa de la vida campesina y su permanencia en el territorio. Se han constituido históricamente con el interés de trabajar para mejorar la calidad de vida de sus comunidades.
Es claro que en el deber ser, estas organizaciones, redes y colectivos son las encargadas de fortalecer las políticas públicas y la calidad de las instituciones democráticas por medio de la incidencia que les permite ser partícipes de la agenda pública de la ciudad. Sin embargo, en Medellín, pese a que se ha adelantado la figura del Distrito Rural Campesino, aún hay muchas falencias por parte de la institucionalidad a la hora de priorizar recursos e invertir en estos territorios.
Al respecto, el 14 de octubre de 2020 estuvimos conversando con siete líderes y lideresas de los diferentes corregimientos de Medellín, en el marco de la Alianza por el Territorio y la Vida Campesina, acerca de los retos y las problemáticas que plantea la incidencia política en cada territorio.
La asociación campesina, especialmente en tiempos de crisis, aparece como una alternativa que permite a las familias de la ruralidad entablar relaciones de solidaridad, autocuidado y protección comunitaria frente a las diversas problemáticas impuestas por las lógicas de ciudad que hacen las familias campesinas a un lado. Rubén Vélez, integrante de CORCAM en San Antonio de Prado, hizo manifiesta la necesidad de repensar la idea de la participación ciudadana en Medellín, debido a que “las entidades gubernamentales nos invitan para cumplir con requisitos e indicadores, pero no nos hacen partícipes de la propuesta de ciudad. No tienen en cuenta nuestros conocimientos y necesidades”.
Iniciativas asociativas como la minga campesina, el intercambio de saberes, el circuito económico solidario y su tienda de comercio justo Colyflor, las mesas campesinas e incluso el mismo Distrito Rural Campesino, hacen parte de un entramado de alternativas que se han construido desde las organizaciones de base comunitaria con el fin de solventar las necesidades, proyectar un futuro en el campo y defender la ruralidad campesina que hoy está tan amenazada.
Finalmente, la tarea más importante para las organizaciones campesinas, las redes de mujeres, los grupos de la tercera edad, los colectivos con énfasis ambiental y ecológico de los jóvenes y los circuitos de economía solidaria es la construcción de nuevas formas de relacionarse con el territorio, asumiendo la defensa del patrimonio histórico y cultural de quienes trabajan la tierra como elemento fundamental para la permanencia digna.
Encuentra aquí la transmisión del evento: ‘Incidencias políticas de las organizaciones campesinas y de mujeres en la ruralidad de Medellín’
En la Escuela Comunitaria del agua seguimos en la construcción de una apuesta política por la defensa y permanencia de la gestión comunitaria del agua, desde las comunidades organizadas autogarantes de su derecho humano al agua, su uso individual y colectivo. En el mes de junio se finalizó su cuarta versión con la graduación de 72 estudiantes pertenecientes a 32 organizaciones de acueductos comunitarios.
Durante un año, sus participantes compartieron saberes y experiencias desde la apropiación y aplicación de herramientas e instrumentos que les permita mejorar sus capacidades de gestión organizativa, administrativa y ambiental en sus territorios. A través de 15 sesiones de encuentro, las y los estudiantes pudieron interactuar sobre las amenazas al agua, los retos de su autogestión, el contexto de privatización, las obligaciones tributarias, contables y las necesidades de articulación con equidad social, ambiental y de género, que implica defender la gestión pública y comunitaria del agua y los bienes comunes, entre otras.
La Escuela permitió el encuentro de las organizaciones en un lugar común para identificar las necesidades y potencialidades de su labor cotidiana y las diferencias geográficas y ambientales entre territorios, la posibilidad de fortalecer y mejorar sus sistemas con alternativas tecnológicas comunitarias, la promoción de asociatividad, solidaridad y la capacidad de resistencia a las políticas estatales extractivistas y privatizadoras.
De esta manera, las gestoras y gestores comunitarios del agua de los municipios participantes del Valle de Aburrá (Envigado, Girardota, Caldas, Angostura, Copacabana, Ebéjico, Porce, Sopetrán, Don Matías), Oriente (Carmen de Viboral, El Retiro, Guarne, Santuario, San Vicente, Envigado, La Ceja y Guatapé) y Suroeste antioqueño (Támesis, Jardín, Fredonia, Caramanta, Pueblorrico y Andes), quedan con el compromiso de seguir aportando en el fortalecimiento de sus procesos y de replicar los aprendizajes en sus comunidades.
Por: María Alejandra Villada Ríos. Trabajadora Social,
Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila, Colombia.
Enero de 2012.
Gestión comunitaria y gobernanza de agua
Contenido
1. Contexto del agua. Caso prestadores servicios públicos sin ánimo de lucro.
2. Conceptos fundamentales para la gestión y la gobernanza del agua.
3. Metodología para el acompañamiento de organizaciones comunitarias de acueductos.
4. Experiencia organizaciones comunitarias de acueductos en la gestión y gobernanza del agua. Municipios de Girardota y El Santuario.
5. Estrategias de acción: una propuesta para el fortalecimiento de las organizaciones comunitarias de acueductos.