Si bien el panorama actual reconoce a las mujeres como sujetas de derecho y supone la igualdad de derechos, tenemos una realidad que dista mucho de ese supuesto. Como se mencionó en el comunicado hecho en el marco del 8 de marzo, en el 2020 se hicieron más visibles las diferentes violencias que se ejercen contra las mujeres, sin olvidar que la situación se recrudecen par alas mujeres que viven en la ruralidad campesina, pues las brechas que existen no solo están presentes entre hombres y mujeres, sino también entre el campo y la ciudad.

De esta manera, en el marco de la conmemoración del 8 de marzo de 2021, Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, se realizaron varias acciones entre el 7 y el 12 de marzo en los corregimientos de Medellín: San Sebastián de Palmitas, San Antonio de Prado y San Cristóbal,; y en algunoss municipios del Norte del Valle de Aburrá: Barbosa, Copacabana y Girardota. Estas acciones se realizaron en articulación con la Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín y la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte del Valle de Aburrá, y tuvieron como fin sensibilizar sobre los derechos de las mujeres y las múltiples violencias que se ejercen sobre ellas.

Las actividades pedagógicas fueron construidas en conjunto, durante encuentros previos con las propuestas que las mujeres integrantes de las redes consideraron pertinentes para congregar y llamar la atención de las personas a través de elementos pedagógicos como: líneas de tiempo sobre hechos importantes en la historia de Colombia, fotografías de mujeres representativas en el movimiento social de mujeres, juegos de escalera, realización de artesanías, representaciones teatrales, arengas y canciones, entre muchas otras actividades.

En la actividad de Girardota también se artículo el Circulo de mujeres Las Lilas con el objetivo de proponer un reconocimiento del territorio a partir de un recorrido creativo – territorial acompañado de música, carteles hechos por las mujeres de la vereda El Socorro, un manifiesto por los derechos de las mujeres campesinas a cargo de las mujeres de la vereda Loma de Los Ochoa y una dramatización que buscó representar los diferentes tipos de violencias.

Las mujeres que participaron aseguran que este tipo de actividades pedagógicas tienen un buen impacto a la hora de sensibilizar a las comunidades, pues dialogaron con personas de todas las edades y géneros durante las actividades.

A pesar del avance en el reconocimiento de las mujeres como sujetas de derechos, las problemáticas se agudizan aún más para las mujeres rurales y campesinas. Según cifras del último Censo Nacional Agropecuario, el nivel de analfabetismo en el 2020 en las zonas rurales estuvo en un 18% para las mujeres y en un 15,8% para los hombres, lo que significa falta de oportunidades, afectación de su autonomía económica y agudización de las brechas de género.

El promedio de horas invertidas en trabajos de cuidados no remunerados de las mujeres rurales fue de 7 horas y 52 minutos, mientras que los hombres dedicaron 3 horas y 6 minutos, identificándose así una brecha de 4 horas  y 46 minutos en donde las mujeres destinan más del doble de tiempo que los hombres a las labores de cuidados. Además de esto, es importante señalar que de acuerdo a la Mesa de Economía Feminista en Colombia (2020), el 49% del tiempo del trabajo de las mujeres no es remunerado, pero representa el 20% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, aspecto ante el cual valdría la pena preguntarse una vez más ¿qué pasa si las mujeres paran estas actividades que en muchos casos no son reconocidas ni valoradas?

Otro elemento de vital importancia para las mujeres rurales y campesinas se ubica el acceso, formalización y propiedad de la tierra. Las mujeres solo tienen titularidad sobre el 26% de las tierras, y las decisiones sobre la producción en las Unidades Productoras Agropecuarias (UPA) recaen solo en un 26% sobre ellas, un 12,5% en forma conjunta, y un 61,5% sobre los hombres, lo que refleja cómo el poder de decisión sigue estando sobre la figura masculina, subvalorando así el aporte de las mujeres en esta dimensión y su reconocimiento como trabajadoras del campo.

Es por lo anterior, entre otras razones, que es importante visibilizar la desigualdad en el acceso efectivo y real a los derechos las de las mujeres, la opresión y control que se ejerce sobre ellas por medio de distintas violencias, la consecuente necesidad de exigir al Estado el cumplimiento de las políticas públicas y leyes que garantizan los derechos de las mujeres, lo que a su vez, se conecta con la promoción y agenciamiento de transformaciones culturales y sociales que reconozcan que lo personal es político, y que permitan construir una vida libre de violencias para las mujeres del campo y la ciudad y su ejercicio pleno de ciudadanía.

En el marco de la conmemoración del 8 de marzo, redes y grupos de mujeres rurales y campesinas de Medellín y del norte del Valle de Aburrá realizarán las siguientes acciones:

Mayor información: comunicaciones@yellow-hedgehog-611243.hostingersite.com

Encuentra el Comunicado completo aquí.

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El pasado viernes 2 de marzo de 2018, la Corporación Penca de Sábila en articulación con la Red Intercorregimental de Mujeres, realizó un recorrido por los corregimientos de San Antonio de Prado, San Cristóbal y San Sebastián de Palmitas con el fin de promover e impulsar el PARO INTERNACIONAL DE MUJERES el 8 de marzo, Día Internacional de los derechos de las mujeres.

Cuando se invitó a las mujeres a decir los motivos por los que se sumarían al Paro, ellas manifestaron:

En este diálogo fue posible develar la sobrecarga de trabajo de las mujeres traducido en dobles y hasta triples jornadas, invitándolas nuevamente a redistribuir el trabajo doméstico y de cuidados entre todas y todos los integrantes de la familia. De manera muy especial se invitó a las mujeres a no consumir este día y con ello ratificar que SI LAS MUJERES PARAMOS, SE PARA EL MUNDO.

 

 

invitacion paro inter

Faltan tus pasos en la Marcha.

Los gobiernos retroceden nuestros derechos, las mujeres juntas avanzamos.

NOSOTRAS MUJERES diversas, unidas por el deseo de un mundo sin violencias y por el trabajo cotidiano en la defensa y garantía de nuestros derechos, nos movilizamos hoy 8 de marzo por las calles de la ciudad, para reivindicar la lucha histórica de las mujeres por un mundo justo, solidario y en paz, reafirmando los pactos políticos de unidad que hemos construido como movimiento social de mujeres.

Hoy nuevamente hacemos visible ante la ciudadanía la no garantía y la no materialización de nuestros derechos; denunciamos las persistentes vulneraciones en términos de salud, seguridad pública, acceso a la educación y a empleos dignos, participación social y política, y condiciones materiales de vida digna para las mujeres de la ciudad.

Denunciamos que ante la actual crisis económica los gobiernos pretenden nuevamente descargar sus efectos en el gasto público social, recortando el presupuesto público y privatizando aún más los derechos, lo que representa para las mujeres una mayor precarización de la vida y un aumento del trabajo reproductivo y de cuidados históricamente invisible y casi exclusivamente dejado a la mayoría de las mujeres. Denunciamos que esta crisis se viene agudizando en Medellín debido a la persistencia de un modelo de ciudad neoliberal en lo económico y hegemónico en lo cultural, que agudiza la feminización de la pobreza, militariza los cuerpos y los territorios e imposibilita el logro de una vida digna y del buen vivir.

Evidenciamos la permanente violación a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, la persistencia de la violencia feminicida en todas sus manifestaciones; la agudización de la violencia sexual, el comercio sexual, la trata de personas y la explotación sexual, en un contexto que convierte en objeto el cuerpo de las mujeres y oferta la belleza de las mujeres como un atractivo turístico.

Ante esta situación, reconociéndonos como más de la mitad de toda la población, y no como un sector vulnerable; expresamos nuestro rechazo ante la reducción del presupuesto público para los derechos de las mujeres, la improvisación de los actuales gobiernos locales y regionales en materia de enfoque de género, la desinstitucionalización de programas y proyectos fundamentales para garantizar la equidad social y la ciudadanía de las mujeres.

Por lo tanto hoy 8 de marzo:

• Exigimos al Estado el reconocimiento de la situación histórica de opresión de más de la mitad de la población, para que sin más postergaciones; propenda por la protección y garantía de nuestros derechos.
• Exigimos la incorporación de la agenda ciudadana de las mujeres “20 años construyendo ciudadanía desde la diversidad” al plan de desarrollo municipal; como la propuesta de la ciudad que soñamos.
• Hacemos un llamado a la ciudadanía en general a sumarse al pacto por la transformación social, un pacto que parta por reconocer y respetar el cuerpo y la vida de las mujeres.

Finalmente como Movimiento Social de Mujeres pactante y constructor de paz, reafirmamos nuestra posición en favor de las negociaciones entre el gobierno y las insurgencias para la pronta firma de un acuerdo que permita la finalización de la guerra en nuestro país, así como el impulso de un post acuerdo favorable a la democracia y a la realización de la paz, escenarios estos de transformaciones nacionales en el que nosotras continuaremos luchando por el cese de la violencia patriarcal y la realización de una vida digna y en libertad.

MOVIMIENTO SOCIAL DE MUJERES

Marzo 8 de 2016
Medellín

 

“No sirve de mucho que una mujer llegue sola a lo más alto si llega sola. Tenemos que estar enredadas, formar parte de redes feministas”
Marcela Lagarde

En marzo se conmemora el Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, declarado en el II Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas (1910) como un acto de solidaridad internacional con las obreras textiles atropelladas violentamente cuando se movilizaron en Nueva York exigiendo salarios dignos y la disminución de la jornada laboral.

Un día para recordar a mujeres como Olimpia de Gouges y a Etta Palm cuando denunciaron que la Revolución Francesa no incluyó a las mujeres en su proyecto igualitario y liberador; y a Mary Wollstonecraft filósofa y escritora británica quien escribió La vindicación de los derechos de la mujer (1792). La voz de las pioneras permanece viva en estos tiempos y es el 8 de marzo una fecha para reconocer el camino transitado por ellas, quienes con su lucha dejaron un legado y marcaron precedentes en el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas, lo cual hoy se constituye en avances y en retos para el feminismo, ante la no materialización de sus derechos y las amenazas y retrocesos de sus conquistas.

Reconocemos avances importantes en la normatividad internacional y nacional para superar las desigualdades de género. El país ha ratificado los principales instrumentos de protección de los derechos humanos de las mujeres, entre ellos la Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) que engloba todos los derechos consagrados en anteriores convenciones de la ONU, la OIT y la UNESCO, y La Convención Americana, instrumento continental acordado en Belém do Pará a partir del cual se busca prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

Sin embargo, estos avances no son suficientes para la superación de las brechas de género. Las mujeres no gozan de una ciudadanía real, su participación en escenarios de toma de decisiones es incipiente, la distribución de los recursos está marcada por la inequidad, cumplen dobles y triples jornadas de trabajo (reproductivo, productivo y comunitario), encontrando obstáculos para el acceso a la educación, a la propiedad, a la salud, al trabajo digno y remunerado, y a la recreación. En tal sentido, tanto en el ámbito público como privado se sostienen situaciones de discriminación, exclusión y violencias contra las mujeres.

Un ejemplo de ello en la ciudad de Medellín, se evidencia con la Clínica de las Mujeres, una apuesta feminista, orientada a la atención integral para la salud de las mujeres, se ha encontrado con múltiples obstáculos y ha sido deformada paulatinamente por la influencia de instituciones patriarcales como la Iglesia Católica y las élites políticas conservadoras y liberales, y que ahora deviene en un proyecto de atención ambulatoria con un enfoque familista, distorsionando completamente el enfoque inicial con la que fue concebida.

De igual forma en Medellín no se garantizan condiciones de seguridad pública para las mujeres en lo urbano ni en lo rural, viven al acecho de los violentos que hacen de su vida y su cuerpo botín en el conflicto y muchas son afectadas de forma dramática por el desplazamiento intraurbano. Los altos índices de feminicidios dan cuenta del recrudecimiento de este fenómeno de violencia contra las mujeres en la ciudad.

Por ello es necesario reflexionar en torno al modelo de ciudad que se ha venido promoviendo, ciudad turística y de servicios, que dista de aportar al buen vivir de las mujeres. En el caso de las mujeres campesinas, el Plan de Ordenamiento Territorial representa una amenaza en lo concerniente a su permanencia en los territorios campesinos, lo cual conduce a la vulneración del derecho a la tierra y a la producción.

Esta situación nos insta a la movilización permanente. Por ello, el 11 de marzo de 2014, la Corporación Penca de Sábila y la Red Intercorregimental de Mujeres participaremos en la marcha para exigir al Estado y a la sociedad la garantía de todos los derechos de las mujeres y en especial la concreción de:

 

 

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