Ser laguna, mujer, montaña, joven, páramo, palabra digna, lideresa social, refugio y defensor de la vida en Colombia es estar en peligro de extinción. Un peligro silencioso, por cortinas de humo invisibilizado y menospreciado, un peligro con dolor de pueblo, de bien común. El peligro de querer y soñar con vivir en paz.  Estar en Colombia… Desde las ruralidades que rodean el Valle de Aburrá, manifestamos acompañar el dolor profundo sentido en cada territorio cuando se derrama la sangre de sus hijas e hijos, de sus semillas. Abrazamos cada madre, padre, hermano y hermana como si abrazáramos a nuestra propia familia, porque no hay distinción.  Denunciamos el proyecto de muerte que amenaza la vida de quienes, siendo jóvenes, con la fuerza vital de amar y defender su territorio, no titubean en su compromiso con la vida. Aunque a veces solo sea la mera valentía de seguir con vida. Responsabilizamos a quien se aparte de su compromiso histórico y observe con ojos de espectador inocuo la guerra contra los comunes. Contra nuestro pueblo, nuestra tierra, nuestra agua, nuestro alimento, nuestra cultura y nuestra economía. Este es el último tiempo.  Somos fuegos del nuevo amanecer. Flora – Michelle Serna
El tercer conversatorio virtual de la Alianza por el Territorio y la Vida Campesina del Valle de Aburrá estuvo cargado de emociones y de expresiones simbólicas que tuvieron como fin la reivindicación de la juventud, en un país, donde hoy son las y los jóvenes quienes están sufriendo el recrudecimiento de la guerra; por dicha razón se dio apertura con un manifiesto que abraza y se solidariza con todos y todas aquellas jóvenes que han perdido su vida en lo que va de este año.  En esta ocasión el conversatorio estuvo centrado en temas como las identidades juveniles, las diferentes expresiones de participación, la defensa de los territorios, los obstáculos que se deben superar para permanecer en el campo  y las alternativas que están generando para resguardar el legado cultural que han recibido de sus padres, madres, abuelos y abuelas.C Ante el trato del gobierno colombiano al campesino y la campesina como emprendedores rurales, los jóvenes manifestaron el desacuerdo con el discurso institucional que parece ser un nuevo intento de imponer lógicas neoliberales que no van en la misma línea de las luchas populares y comunitarias de un campo que históricamente ha sufrido el abandono del Estado y que se ha forjado su propio camino para permanecer y resistir. Michelle Serna Gallo, habitante del corregimiento de San Antonio de Prado, trabajadora social y perteneciente al Grupo de Investigación Social y Ambiental (GRIS), manifestó:
Imagen de San Antonio de Prado captada durante el conversatorio.
“Es una lástima que los funcionarios y las funcionarias de este país crean en ese discurso moderno, colonial, patriarcal y capitalista donde se anulan las tradiciones de los campesinos y el reconocimiento histórico. Ahí hay unas tramas gramaticales de pensar que el campesino y la campesina siguen siendo el empobrecido o el sucio; unos imaginarios sociales que lo ven como un maleducado, como un atrasado y que viene a jugar con el sentido común de un mundo que está al revés y que por esa razón no debería ser sentido común”. Vanessa Sierra Giraldo habitante de la vereda San José de la Montaña del corregimiento de San Cristóbal y perteneciente a la Red Ambiental y Juvenil Intercorregimental (REDAJIC) se refirió a cómo ese discurso obedece a una lógica de desarraigo: “Para mí ese discurso hace parte de un proceso de descampesinización que pasa por muchas políticas gubernamentales, pero que fundamentalmente pasa por el discurso donde se sabe que la manera en la que se nombran los sujetos, incide en el rol de la identidad y la lucha histórica de estos colectivos porque se reconozcan sus derechos. La concepción de campesino no es solamente una relación de producción como lo quiere enunciar esta institución, sino que es una maraña de relaciones y procesos que confluyen en lo rural”.
“Yo siento una responsabilidad inmensa por conservar, promover y reconocer los saberes ancestrales y campesinos, por empoderarme de mi territorio cuya memoria se viene ignorando desde el poblamiento masivo, desde la migración de los campesinos a la ciudad, desde las propias comunidades nativas. Siento una apretura con mis raíces y considero la tierra como hogar y organismo vivo”. Testimonio recogido en el Diplomado Participación y Apropiación Territorial con la Juventud Rural Campesina.
Por otra parte, la participación de los y las jóvenes tanto en territorios urbanos como rurales es el motor para que se impulsen propuestas en pro de la vida y la defensa de los territorios donde las identidades diversas, múltiples e interconectadas, son las que procuran la permanencia, el arraigo y la necesidad de fortalecer el tejido social por medio del arte, la ecología, el feminismo, el patrimonio y la soberanía alimentaria. La educación popular también aparece como una herramienta frecuente, capaz de que los y las jóvenes entablen relaciones de horizontalidad que propician la construcción de conocimientos conjuntos más allá de la ruralidad, pues las motivaciones que los jóvenes encuentran para participar tienen que ver con el tiempo libre, la creación de vínculos y redes, la necesidad constante de aprender y saber sobre el mundo y, sobre todo, la necesidad de apropiarse desde su propia construcción de identidad. Por eso, la posibilidad de narrarse a sí mismos, propiciar el diálogo de saberes, apostar por la agroecología y la búsqueda de una educación contextualizada son algunos de los elementos que hoy ocupan a los y las jóvenes de la ruralidad campesina para poder promover su permanencia en los territorios con los que se identifican. Encuentra aquí la transmisión del evento: ‘Juventudes Rurales: participación, construcción y defensa de los territorios’.

El 19 de marzo de 2020 se decretó cuarentena nacional en todo el territorio, respondiendo a las disposiciones de la Resolución número 835 del 12 de marzo de 2020, la cual se refiere a la primera medida preventiva que consideró el Gobierno colombiano para evitar la propagación del COVID – 19. Dicha medida fue tomada sin considerar algunos sectores sociales y sin tener en cuenta que esto iba a traer como consecuencia la profundización de los conflictos sociales.

Seis meses después de la declaración del confinamiento preventivo, que tenía como fin el cuidado de las personas, la población rural campesina se vio profundamente afectada por diversos factores que, si bien ya eran una limitación en sus labores cotidianas y productivas, en este tiempo se acentuaron y sacaron a flote una realidad que parece ser ignorada por la administración municipal.

Es por lo anterior que en el marco de la Alianza por el Territorio y la Vida Campesina, de la que hacemos parte, el 19 de agosto de 2020 participamos en el segundo conversatorio virtual.En esta ocasión, moderado por Marcela Bermúdez, estuvimos conversando con diversos líderes y lideresas de la ruralidad del Valle de Aburrá, específicamente de los corregimientos de Medellín, Bello y algunas veredas del municipio de Barbosa.

Mediante la diversidad de voces pudimos enumerar y conversar acerca de esas problemáticas que están afectando a los territorios; para ello se designaron dos preguntas orientadoras: la primera de ellas se refirió a la forma en la que desde las veredas están afrontando la actual situación de crisis y la segunda procuró por interrogar a las y los participantes sobre esos requerimientos que consideran pertinentes para que las comunidades campesinas puedan resistir a la pandemia.

Las problemáticas fueron comunes en todos los territorios: la mala calidad de los servicios de telecomunicaciones, la falta de transporte público, la dificultad en la comercialización de los productos agrícolas como consecuencia de la falta de transporte, la carencia de atención en salud y en psicología, el incremento de la violencia intrafamiliar, la ineficiencia de la administración a la hora de gestionar y transportar las ayudas económicas y alimenticias para la ruralidad, la contaminación de las microcuencas, la creciente expansión urbana que trae consigo un cambio en el uso de la tierra y con ello una transformación cultural y ecológica, el alto costo de los impuestos prediales que afectan a la economía, entre otros que son consecuencias  de vulneraciones históricas de los derechos de las comunidades campesinas en el país.

Por otra parte, se habló de los requerimientos que tienen las comunidades para mejorar su vida en el campo; dentro de ellas se resaltan tres temas fundamentales: el primero consiste en consolidar y proteger la cultura campesina, entendiendo lo urbano y lo rural como parte de un todo que sostiene una relación articulada para el funcionamiento integral de la ciudad. Segundo, el fortalecimiento de aquellos sistemas económicos solidarios donde se les dan garantías a quienes producen los alimentos y se incentiva a la producción y la compra consciente de productos agroecológicos. El tercero es garantizar la conectividad de la población que habita las montañas que también hacen parte del “Valle del Software”, esto genera una dinámica de inclusión a las comunidades campesinas y se previene la vulneración del derecho a la educación a los jóvenes de la ruralidad.

Como conclusión se reiteró la importancia de seguir construyendo elDistrito Rural Campesino para que estas y otras soluciones puedan ser implementadas de manera legítima y así procurar por la permanencia digna y la sostenibilidad de la ruralidad campesina en el Valle de Aburrá.

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Encuentra aquí la transmisión del evento: ‘Expresiones Campesinas resistiendo en la pandemia’

 

En el marco de la Alianza por el Territorio y la Vida Campesina, el 29 de julio de 2020, estuvimos conversando, vía Facebook live, acerca de los alcances que tiene y ha tenido la Alianza para la ruralidad campesina del Valle de Aburrá. Esta unión vincula a la academia desde las actividades formativas, docentes, investigativas y de extensión, a la Corporación Penca de Sábila desde el desarrollo social alternativo y a las diferentes organizaciones campesinas del territorio.

El conversatorio tuvo como fin dialogar sobre los objetivos y los retos que la Alianza ha tenido a lo largo de sus tres años de conformación. Como lo menciona Héctor Lugo Agudelo, Coordinador del programa de Gestión Social y Ambiental del Territorio de la Corporación Penca de Sábila, “parte de los esfuerzos de esta alianza es resignificar la capacidad y la facilidad con que las instituciones vinculadas hemos logrado elaborar herramientas que ayudan a las comunidades campesinas a construir su propio territorio”.

La idea de construir desde las mismas comunidades aparece como uno de los enfoques principales de la Alianza, debido a que buscamos apoyar la incidencia política de las comunidades campesinas en sus territorios, porque más allá de construir instrumentos de participación, queremos potenciar la apropiación activa de los hombres y las mujeres del campo que están buscando una salida a las pocas oportunidades que les brinda la administración municipal.

Según Helena Pérez, docente de la Universidad de San Buenaventura, “la idea inicial, cuando empezamos a convocar a las universidades y las personas que dentro de ellas fortalecen y trabajan el tema de la ruralidad desde el enfoque de la incidencia, la participación y la construcción de las comunidades de su propio territorio, era precisamente coincidir con ese criterio para conformar un equipo que se preocupara por pensar una ciudad que pese a estar diseñada para lo urbano, es mayoritariamente rural”.

Revindicamos la importancia de la implementación del Distrito Rural Campesino (DRC) para seguir construyendo garantías de permanencia digna en los territorios y por ello, tambien, pretendemos darle continuidad a la creación de alternativas educativas para el empoderamiento de las comunidades como el diplomado Construcción Social del Territorio y el diplomado Participación y Apropiación Territorial con la Juventud Rural Campesina. Proyectamos la creación de la Escuela de Pensamientos Campesinos que, si bien aún no está en marcha, creemos que es una opción que debemos explorar para asegurar la conservación de la historia y el patrimonio de las personas del campo.

Desde la Alianza promovemos la democracia, la diversidad sexual y de género, la justicia social, la protección y defensa de los bienes comunes. Procuramos edificar y perpetuar el apoyo solidario entre las organizaciones campesinas y brindarles soluciones jurídicas que vayan más allá de la formulación para que se puedan implementar en el día a día de la realidad rural.

Este conversatorio fue el primero que realiza la Alianza con el fin de visibilizar y resignificar aquellos procesos sociales organizativos que se están llevando a cabo en la ruralidad del Valle de Aburrá, es por eso los próximos encuentros están programados cada miércoles a las 5 p. m. en la página de Facebook del Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia.

Encuentre aquí la transmisión del conversatorio: ‘Alianza por la defensa del territorio y la vida campesina del Valle de Aburrá’

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El pasado 1 de marzo se realizó el primer encuentro del año de ¡Conversemos! ¿Para qué un Distrito Rural Campesino?, un escenario que viene posicionándose en la ciudad y que ha generado la discusión sobre la importancia de construir participativamente el Distrito Rural Campesino, como nueva figura en el ordenamiento territorial que defiende la vida campesina en Medellín.

Como de costumbre, el auditorio de Confiar de la Av. 1 de Mayo, fue el espacio donde organizaciones campesinas del Valle de Aburrá, campesinas y campesinos independientes y diferentes actores sociales entre los cuales se encuentran universidades públicas y privadas, se reunieron para conocer cómo va el proceso de implementación del DRCampesino en la actualidad, y sobretodo, sus retos, perspectivas y procesos organizativos que se han vinculado al desarrollo del mismo.

El ¡Conversemos! ha permitido situar la reflexión sobre la construcción de la ciudad y sus habitantes, reconociendo sus derechos y sus posibilidades para una vida digna. Además, su enfoque territorial ha facilitado la reflexión sobre el contexto nacional alrededor de lo que significa el conflicto armado, político y social y sus relaciones con la tenencia de la tierra en Colombia. Adicionalmente, ubicar el lugar del campesinado en las construcciones culturales y como una apuesta económica alternativa en relación con los problemas estructurales del país.

Para esta ocasión, la ingeniera ambiental Helena Pérez -profesora vinculada de la Universidad San Buenaventura- presentó, a partir de la cartografía que se ha ido elaborando sobre los territorios del DRCampesino, los alcances y limitaciones que tiene la implementación del mismo. Posteriormente, explicó que en el P.O.T. (Acuerdo municipal 048 de 2014) el DRCampesino está ubicado en un segundo nivel de planeación lo que indica, entre otras cosas, que está condicionado a normativas de mayor jerarquía, tales como: los macroproyectos tanto nacionales como departamentales y los determinantes ambientales para la conservación, protección y usos del suelo.

Las reflexiones realizadas por Helena Pérez provocaron el debate entre las personas asistentes, quienes manifestaron las preocupaciones latentes ante la desaparición e invisibilización del campesinado en la ciudad; sin embargo, se identificaron algunas posibilidades para la defensa de la propuesta campesina desde la figura en mención. En últimas, la propuesta más sobresaliente fue la necesidad de construir de manera participativa las posibilidades para la implementación del DRCampesino.

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Después, se presentaron dos escenarios que han venido trabajando para incidir en la construcción del DRCampesino. Por un lado, el Comité de impulso de la Asamblea Campesina del Valle de Aburrá, fue expuesto por Claudia Mesa, líder del corregimiento de Altavista, quien hizo un recuento de las actividades y acciones desarrolladas durante el último año, definiendo la formación y la incidencia por la defensa de la economía, la cultura y la vida campesina como el fundamento de su quehacer. Claudia finalizó su intervención comentando la agenda construida para el 2017, una agenda que busca promocionar y posicionar el DRCampesino en la ciudad como una oportunidad para preservar y asegurar la continuidad de las comunidades campesinas en los corregimientos de Medellín.

De otro lado, la Alianza de Universidades fue socializada por los profesores Manuel Henao de Trabajo Social de la Universidad de Antioquia y Rafael Rueda de la Escuela de Hábitat de la Universidad Nacional sede Medellín. Inicialmente, se retoma la intervención de Helena Pérez y las personas asistentes para enunciar las problemáticas que han motivado el trabajo conjunto entre las universidades, como la invisibilización desde la institucionalidad para perpetuar la exclusión de la población campesina, y la falta de garantías para los y las campesinas que terminan por dejar sus tierras. En la actualidad, la ciudad de Medellín está conformada por más población urbana que rural; en el caso nacional, el 74% está en la urbe, cuestión que se agudiza por el desplazamiento de las zonas rurales. Posteriormente, los profesores presentaron las universidades partícipes de la Alianza -Universidad San Buenaventura, el Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Antioquia, el Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia, la Universidad Javeriana de Cali y la Corporación Penca de Sábila- y se contaron algunos detalles del trabajo adelantado, como lo es la constitución de tres ejes para el desarrollo de las acciones dentro de la Alianza: jurídico-político, participación y construcción social del territorio y técnico.

Este momento fue importante para conocer los distintos esfuerzos que hoy se piensan y construyen el DRCampesino de Medellín en favor de la vida campesina.

Finalmente, las intervenciones reflejaron propuesta campesina, como el caso de La Chiva por el DRCampesino, una iniciativa de Don Rodrigo que ha permitido movilizar la figura de ordenamiento y potenciando las trayectorias que se fortalecen desde estos espacios y desde las cuales seguimos caminando, reconociendo la necesidad de los vínculos territoriales que promuevan y defiendan un modo de vida alternativo en los territorios de Medellín.

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