La sexualidad libre y placentera para las mujeres aún sigue siendo una disputa, un escenario por explorar, deconstruir y resignificar, una lucha histórica que las feministas de los años 60s del siglo XX llevaron hasta su reconocimiento como derecho y que las de hoy continúan por su garantía efectiva, pues aunque la legislación y la jurisprudencia nacional avancen en su reconocimiento, en la sociedad los mandatos de género, los fundamentalismos religiosos y la política conservadora se siguen imponiendo sobre la vida y los cuerpos de las mujeres.

En la Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila enmarcamos nuestro trabajo cotidiano en desmitificar, incomodar, poner los Derechos Humanos de las mujeres en la opinión pública, transformar los imaginarios hegemónicos, desnormalizar las violencias basadas en género y exigir al Estado su erradicación, con y por las mujeres rurales y campesinas. En consecuencia, presentamos este texto resultado de un proceso de investigación y construcción colectiva con la Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín, la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte del Valle de Aburrá presente en Copacabana, Girardota y Barbosa, y con el Grupo de Mujeres Productoras de Ebéjico, San Sebastián de Palmitas y San Cristóbal que hacen parte del Circuito Económico Solidario -CES- dinamizado por la tienda de comercio justo COLYFLOR.

Esta investigación evidencia las vivencias de la sexualidad en las mujeres que habitan contextos rurales y campesinos del Valle de Aburrá y Ebéjico, que, con testimonios de sus historias de vida develan las relaciones de poder que han desplegado diferentes formas de violencias y obstáculos para el placer sexual, así mismo, presenta las transgresiones acuerpadas y deseadas con las que las mujeres se han reconocido como sujetas de derechos para sí mismas, sus parejas y la sociedad en general y, por último, se encuentra un breve análisis de la situación de los Derechos Sexuales y los Derechos Reproductivos DDSSRR a nivel local y las exigencias a las administraciones municipales e instituciones públicas para que actúen con enfoque de derechos por una vida digna para las mujeres.

Esperamos que esta investigación contribuya a seguir visibilizando a las mujeres rurales y campesinas como sujetas epistémicas y de derechos, que se puedan continuar develando las realidades y problemáticas que viven en sus territorios, así como las resistencias, rebeldías y transgresiones que han agenciado en medio de un orden social patriarcal, capitalista, colonialista y neoliberal que de diversas maneras busca mantener el control sobre sus cuerpos, autonomía sexual y poder de decisión.

Se espera que ésta pueda ser un instrumento para continuar habilitando caminos que aporten a la garantía de los derechos de las mujeres y que los diversos testimonios que aquí se han tejido hagan eco en la vida de muchas más mujeres, para reconocer que las experiencias no son aisladas, que es importante seguir politizando su experiencia de vida y continuar tejiendo redes y acciones para la libertad, la resistencia y la transgresión.

Finalmente, este texto es un reconocimiento a todas las mujeres que participaron en este proceso, a quienes compartieron sus testimonios, a quienes escucharon en silencio y respeto y, de manera especial, a quienes el tema les rememoró situaciones de violencia, su voz es la voz de la todas las mujeres, es el llamado colectivo que hacemos a la sociedad y al Estado por una vida libre de violencias para todas, que sea también una oportunidad para visibilizar sus luchas, transformaciones y apuestas colectivas que llevan en la ruralidad campesina por su autonomía y libertad, y para poner en el centro un tema que se hace urgente hablar.

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Durante el año 2023 el Programa Mujeres y Justicia de Género realizó la presente investigación junto con la Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín y la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte del Valle de Aburrá, buscando visibilizar la violencia económica a partir del análisis de sus manifestaciones e impactos en la vida de las mujeres rurales y campesinas, resaltando las diversas estrategias de resistencia que las mujeres realizan para hacerle frente, y los retos que la sociedad y el Estado enfrentan para erradicar ésta y todas las tipologías de violencia contra las mujeres que le subyacen.

La violencia económica contra las mujeres rurales y campesinas es normalizada, por esto se hace necesario comprender de manera profunda y especifica esta tipología y los desastrosos efectos en la vida de las mujeres, que desde edad temprana sufren el cercamiento a su posibilidad de ser por sí mismas, de aprender la autonomía como forma de ser, imponiéndoles mandatos patriarcales enmarcados en la vida para los otros, llevándolas a la culpa, el miedo, la baja autoestima, la rabia contenida, la dependencia, la angustia y la incertidumbre.

Esta investigación se sitúa en el contexto rural y campesino que da a la violencia económica otros marcos de interpretación en la vida de las mujeres, recoge testimonialmente estrategias de resistencia que asumen formas declaradas o silenciosas, y en todo caso, evidencia como toman posición haciendo cotidiana su rebeldía y sus apuestas por la autonomía y libertad. Este proceso se construyó por medio del taller como lugar de creación, conversación y formación que revela formas de resistencia y ese devenir en sujetos políticos de mujeres rurales y campesinas que se reconocen, reconocen el valor del encuentro con otras, la trascendencia del trabajo en red y cómo la organización se hace lugar de apoyo y autodeterminación, espacio para la comprensión de las causas, lugar de acción contra los efectos del machismo, del patriarcado y del capitalismo en sus vidas, en sus familias y comunidades.

Esta investigación hecha con las mujeres, precisamente aporta a la comprensión de esta tipología de violencia y tiene el propósito de contribuir a su devenir sujeto político, a la toma de posición y a la acción como mujeres rurales y campesinas conociendo su realidad como condición para transformarla. Reconocer de manera concreta esas formas de resistencia narrada en los testimonios compartidos, renueva la esperanza en el cambio, en la construcción de espacios propios que caminan hacia una vida libre de violencias y a la búsqueda de la libertad y emancipación de las mujeres.

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En el Día Mundial del Agua, la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte y la Red Intercorregimental de Mujeres, destacamos el papel de las mujeres como defensoras del agua y los bienes comunes de la naturaleza. En los territorios rurales y campesinos la gestión del agua ha sido parte de nuestro trabajo cotidiano, en medio del sistema patriarcal la garantía del derecho humano al agua ha guardado estrecha relación con las labores de cuidado y los roles hegemónicos de género.

La defensa de la gestión comunitaria del agua se inscribe como escenario de violencias producidas por el modelo de desarrollo extractivista que contamina, privatiza y niega el derecho humano al agua en su dimensión individual, comunitaria y colectiva. Es por esa razón que los conflictos ambientales y la escasez del agua ponen en riesgo la salud y la vida de las mujeres de manera diferenciada.

Además, las mujeres como sujetas activas en espacios de toma de decisión como los acueductos comunitarios, han estado expuestas a las relaciones de poder desiguales en el interior de las propias organizaciones donde participan de la gestión comunitaria del agua en compañía y en interlocución con otros actores que dificultan el desempeño y la participación de las mujeres en estos espacios.

Es por esto que, como mujeres rurales y campesinas defensoras del agua, exigimos:

El martes 5 de octubre, la Red Municipal de Mujeres de Copacabana y la Corporación Penca de Sábila realizaron el Foro Ciudadano de las Mujeres de Copacabana como mecanismo de participación para dar cuenta del estado actual de la Política Pública de Equidad de Género en el municipio. El dialogo giró en torno a la situación de vulneración de Derechos Humanos y violencias basadas en género que enfrentan las mujeres, tanto las urbanas como las rurales y campesinas.

Las lideresas pertenecientes a la Red manifestaron los múltiples obstáculos que se les presentan en cuanto a la participación social y política, sumado a la inoperancia de las rutas de atención a las violencias y la constante revictimización a la que se ven expuestas ante los operadores de justicia.

Al respecto, la concejala Catalina Saavedra resaltó la importancia de la formación a funcionarias y funcionarios públicos en equidad de género como estrategia para eliminar la violencia institucional que se ejerce en contra de las mujeres víctimas. Así mismo, planteó la necesidad de implementar procesos de formación a las mujeres para el empoderamiento de sus Derechos y la reivindicación de una vida libre de violencias.

Por su parte, Teresa Torres, funcionaria encargada del Programa de Equidad de Género de la Administración Municipal, socializó el trabajo que actualmente se encuentran realizando para establecer las rutas de atención a las violencias contra las mujeres y la actualización la Política Pública de Equidad de Género con su respectivo plan de acción.

Las participantes hicieron el llamado a hacer estos procesos de manera ampliada y participativa, escuchando las demandas, visiones y apuestas por el territorio a partir de la diversidad de voces de las mujeres, además, manifestaron su preocupación frente al funcionamiento intermitente por falta de contratación y sin suficientes recursos del Programa de Equidad de Género de la Administración Municipal.

Al finalizar el Foro Ciudadano se propuso continuar con la generación de este tipo de espacios para la interlocución entre las mujeres organizadas de Copacabana y la institucionalidad pública, haciendo un llamado a la sociedad y a la Administración Municipal para que los Derechos Humanos de las mujeres sean prioridad en la agenda pública.

¡Mujeres campesinas y rurales por una vida libre de violencias! Pronunciamiento en el marco de la 9° Asamblea Campesina de Medellín. San Sebastián de Palmitas, 19 de junio de 2021.

Pronunciamiento 25 de noviembre:
“Día Internacional por la Eliminación de las Violencias contra las Mujeres”

508 feminicidios se han perpetrado en Colombia de enero a octubre de este año, situación recrudecida durante el confinamiento obligatorio dado por la emergencia sanitaria decretada a causa del COVID-19, como lo muestra el Observatorio de Feminicidios Colombia. La violencia contra las mujeres, las niñas y los niños en entornos familiares ha aumentado en más del 200 por ciento.

La precaria y omisiva respuesta institucional profundiza esta violencia contra las mujeres, puesto que la mayoría de los delitos permanecen en la impunidad y la institucionalidad responsable las más de las veces re-victimiza a las mujeres que denuncian.

Esta situación es más grave en la ruralidad debido a que las mujeres padecen los efectos económicos, sociales y políticos de las medidas tomadas por el gobierno a todas luces ineficaces para atender la emergencia y que reproducen las exclusiones, discriminaciones e invisibilización al desconocer las necesidades y condiciones particulares de las mujeres rurales y campesinas propiciando mayor vulneración a sus derechos humanos, su bienestar, integridad y calidad de vida.

DENUNCIAMOS

EXIGIMOS

La garantía de una vida libre de violencias en la que las niñas, las jóvenes, las mujeres rurales y campesinas podamos sentirnos libres en la casa, en la calle, en la escuela, en el trabajo, en la organización, en el país, en el mundo.

Rutas de atención adecuadas, oportunas y efectivas y acompañamiento psicológico y jurídico.

Acceso igualitario a los bienes y servicios, a la propiedad y/o titularidad de la tierra, a la producción y comercialización justa de productos agropecuarios, al conocimiento, y a las tecnologías apropiadas y digitales.

Políticas públicas y programas que garanticen el reconocimiento y redistribución igualitaria del trabajo doméstico y de los cuidados.

Garantías para el respeto, restauración y apropiación de todos los derechos para las mujeres rurales y campesinas.  

Luchamos por una sociedad en la que las mujeres podamos vivir con libertad, sin violencias, con acceso a la propiedad y al trabajo, una sociedad centrada en el cuidado de la vida en todas sus manifestaciones, democrática, justa y sustentable.

JUNTAS afrontaremos la pandemia que ha sido silenciada milenariamente: ¡Las violencias contra las mujeres!

Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín

Red Intermunicipal de Mujeres del Norte del Valle de Aburrá

Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila

El 15 de octubre en el marco del Día Internacional de la Mujer Rural reconocemos el trabajo que hacen las mujeres en la ruralidad campesina de Medellín. Rescatamos el proceso organizativo de la Red Intercorregimental de Mujeres el cual reúne mujeres campesinas y rurales de los corregimientos de San Antonio de Prado, San Cristobal y San Sebastián de Palmitas con el fin de trabajar en la incidencia política, la exigencia de mejores condiciones de vida para ellas mismas, la creación de alternativas para cimentar su autonomía económica y el compartir de experiencias y conocimientos.



La incidencia política de las organizaciones campesinas y de mujeres en la ruralidad de Medellín se presenta como un potencial importante para la defensa de la vida campesina y su permanencia en el territorio. Se han constituido históricamente con el interés de trabajar para mejorar la calidad de vida de sus comunidades.

Es claro que en el deber ser, estas organizaciones, redes y colectivos son las encargadas de fortalecer las políticas públicas y la calidad de las instituciones democráticas por medio de la incidencia que les permite ser partícipes de la agenda pública de la ciudad. Sin embargo, en Medellín, pese a que se ha adelantado la figura del Distrito Rural Campesino, aún hay muchas falencias por parte de la institucionalidad a la hora de priorizar recursos e invertir en estos territorios.

Al respecto, el 14 de octubre de 2020 estuvimos conversando con siete líderes y lideresas de los diferentes corregimientos de Medellín, en el marco de la Alianza por el Territorio y la Vida Campesina, acerca de los retos y las problemáticas que plantea la incidencia política en cada territorio.

La asociación campesina, especialmente en tiempos de crisis, aparece como una alternativa que permite a las familias de la ruralidad entablar relaciones de solidaridad, autocuidado y protección comunitaria frente a las diversas problemáticas impuestas por las lógicas de ciudad que hacen las familias campesinas a un lado. Rubén Vélez, integrante de CORCAM en San Antonio de Prado, hizo manifiesta la necesidad de repensar la idea de la participación ciudadana en Medellín, debido a que “las entidades gubernamentales nos invitan para cumplir con requisitos e indicadores, pero no nos hacen partícipes de la propuesta de ciudad. No tienen en cuenta nuestros conocimientos y necesidades”.

Iniciativas asociativas como la minga campesina, el intercambio de saberes, el circuito económico solidario y su tienda de comercio justo Colyflor, las mesas campesinas e incluso el mismo Distrito Rural Campesino, hacen parte de un entramado de alternativas que se han construido desde las organizaciones de base comunitaria con el fin de solventar las necesidades, proyectar un futuro en el campo y defender la ruralidad campesina que hoy está tan amenazada.

Finalmente, la tarea más importante para las organizaciones campesinas, las redes de mujeres, los grupos de la tercera edad, los colectivos con énfasis ambiental y ecológico de los jóvenes y los circuitos de economía solidaria es la construcción de nuevas formas de relacionarse con el territorio, asumiendo la defensa del patrimonio histórico y cultural de quienes trabajan la tierra como elemento fundamental para la permanencia digna.

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Encuentra aquí la transmisión del evento:  ‘Incidencias políticas de las organizaciones campesinas y de mujeres en la ruralidad de Medellín’

“Consideramos urgente y necesario poner en la agenda pública la situación de las mujeres rurales y campesinas colombianas frente a un gobierno ausente en la garantía de sus derechos, que, como se lo propuso en campaña, está haciendo trizas la esperanza de paz representada en los acuerdos de la Habana. Hoy nos someten nuevamente a la guerra. Los territorios y los bienes comunes los reparten entre la agroindustria, la banca y el empresariado. Y como si esto fuese poco, de manera cínica, se atreven a nombrar a las comunidades campesinas como emprendedores del campo, pretendiendo desconocer toda identidad y relación con la tierra para imponer su lógica mercantil”: Mariana Soto, moderadora e integrante del Programa de Mujeres de la Corporación.

El 15 de octubre, en el marco del Día Internacional de la Mujer Rural, conversamos con tres lideresas de la ruralidad colombiana acerca de la condición de las mujeres en el campo. Desde las tres voces se logró esbozar un panorama diverso donde confluyen problemáticas como la violencia estructural por parte del Estado, la estigmatización de la incidencia política de las mujeres en los territorios, la falta de oportunidades y el no reconocimiento de la labor de la mujer en la finca campesina. Cuando se habla de crisis es importante recordar lo que Aleida Ortiz, integrante de la Red de Acueductos Comunitarios de Boyacá, mencionó al hablar de la situación de las personas que viven en el campo, especialmente la situación de las mujeres, ya que siempre están en crisis a consecuencia de un Estado ausente que no da garantías ni herramientas para la permanencia en lo rural, la imposibilidad de acceder a créditos para iniciar proyectos productivos que les garantice la independencia económica y las barreras de acceso a la tenencia de la tierra que las subordina a las decisiones de otros.

La violencia aparece como una problemática común a todas, además porque no existen rutas de atención efectivas para los casos de las mujeres que viven en las áreas más dispersas. Incluso cuando se habla de la atención en salud o de la búsqueda de oportunidades, la lejanía y la negligencia las excluye de la posibilidad de ser atendidas ante una emergencia.

Para Rosa Ballesteros, integrante de la Corporación Agroecológica Tierra Libre Fusagasugá, es fundamental reconocer el papel que tiene la mujer en la agricultura, “sin la mujer campesina es imposible que exista el campo, ya que su trabajo en el hogar es el encargado de sostener la vida rural y la economía tanto de la familia como del país”.

“Como cuidadoras y campesinas, no tenemos garantías. Trabajamos dobles jornadas y aun así se nos niega la posibilidad de construir una economía propia donde nosotras podamos decidir qué sembrar y cómo hacerlo”, Carmen Acevedo, Red Intercorregimental de Mujeres.

Como se mencionó durante el evento, es necesario que las mujeres se empoderen, porque son ellas las únicas capaces de transformar sus propias realidades a partir de la incidencia política en su día a día, pues las pequeñas y grandes luchas que estas mujeres han gestado en sus territorios son las mismas que lentamente han posibilitado la defensa de los ecosistemas, la soberanía alimentaria, la agroecología, la autogestión comunitaria del agua, entre muchas otras que son las que sostienen la esperanza de permanencia.

Una vez más, es ineludible el deber que tenemos todos y todas de buscar formas de apoyar al campo y a las mujeres que lo construyen en lo cotidiano, apoyando los circuitos económicos solidarios locales y exigiendo políticas que reconozcan la identidad de los campesinos y las campesinas, que brinden herramientas reales para promover una economía que tenga en cuenta a la mujer y que posibilite visualizar un proyecto de vida digno en contextos rurales.

 Encuentra aquí la transmisión del evento: ‘Mujeres rurales y campesinas colombianas en tiempos de crisis’

El próximo 20 de diciembre de 2019 se gradúan de la tecnología en Gestión Comunitaria, 12 mujeres campesinas y rurales del corregimiento San Cristobal. Su estudio se logró gracias al proyecto “Mujeres en la U” gestionado vía Presupuesto Participativo por algunas integrantes de la Red Intercorregimental de Mujeres, lideresas del corregimiento y el apoyo de la Corporación Penca de Sábila ¡Felicitaciones para ellas!

La educación superior es una de las deudas históricas para las mujeres adultas rurales y campesinas, “Mujeres en la U” pese a ser un proyecto difícil de conseguir por los persistentes estereotipos que relegan a las mujeres a labores reproductivas, fue una gran oportunidad para el fortalecimiento de las capacidades y conocimientos de las mujeres lideresas que se gradúan y que con seguridad pondrán en práctica en pro de la construcción de territorios justos y con equidad de género.

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