Durante el mes de noviembre de 2021, realizamos la campaña ‘En la calle, en la casa y en el campo mujeres libres de violencias’ como parte de las acciones que se llevaron a cabo entorno al 25 de noviembre, Día internacional por la eliminación de las violencias contra las mujeres.
La campaña tuvo como objetivo sensibilizar acerca de las principales tipos de violencias identificadas en la Caracterización de las violencias contra las mujeres rurales y campesinas del Norte del Valle de Aburrá que realizó el Programa de Mujeres y Justicia de Género durante el año 2021. Las acciones fueron diversas y abarcaron tanto las redes sociales de la Corporación como acciones en los territorios de influencia de la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte del Valle de Aburrá y la Red Intercorregimiental de Mujeres de Medellín.
Compartimos los contenidos que construimos en el marco de esta campaña.
Violencia psicológica (audio)
Violencia patrimonial y económica (audio)
Violencia política
Violencia política (manifestaciones)
Violencia institucional
Ante el recrudecimiento de las violencias que vivimos las mujeres, durante el mes de noviembre la Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín, la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte y la Corporación Penca de Sábila llevamos a cabo la campaña “En la calle, en la casa y en el campo: mujeres libres de violencia” a propósito del 25N, Día Internacional por la Eliminación de las Violencias contra las Mujeres. De esta manera, se movilizó información clave sobre las tipologías de violencia y sus diferentes manifestaciones, especialmente las que afectan la vida de las mujeres rurales y campesinas de Medellín y del norte del Valle de Aburrá. La movilización social es fundamental para posicionar la defensa de los derechos humanos de las mujeres en la agenda pública, con las diferentes acciones logramos visibilizar y denunciar las violencias que viven las mujeres, la inoperancia del Estado y las instituciones públicas y exigir rutas de atención con enfoque de género permanentes, eficientes y contextualizadas que atiendan de manera oportuna y digna los casos que se presentan.
Norte del Valle de Aburrá
En Copacabana, Girardota y Barbosa se socializaron los resultados de la caracterización de las violencias contra las mujeres rurales y campesinas del norte del Valle de Aburrá, haciendo un fuerte llamado a las Administraciones Municipales y a la sociedad civil frente a las altas cifras que se presentan y el alto índice de casos de violencia institucional que se manifiesta cuando las mujeres víctimas acuden en búsqueda de información y atención y las mandan a buscar el directorio telefónico en la página web de las administraciones, las coaccionan para que concilien con los agresores, las culpabilizan, entre otros hechos que profundizan las violencias y las brechas que impactan a las mujeres rurales y campesinas: de género, campo-ciudad y digital.
Para el caso de Copacabana, en articulación con la Comisión de Género del Concejo Municipal logramos llevar a cabo una sesión de control político en la que fueron invitadas Comisaría de Familia, Fiscalía y Programa de Equidad de Género de la Alcaldía, lamentablemente esta última fue la única que se presentó, la funcionaria encargada se refirió al proceso de actualización de la política pública de equidad de género manifestando que debía ser “global”, evidenciando así el desconociendo del objetivo y alcance de esta herramienta de gestión y de las amplísimas brechas, desigualdades y violencias que viven las mujeres y en consecuencia, las obligaciones de los gobiernos con las mujeres para garantizar sus derechos humanos. Sin embargo, resaltamos este espacio como un precedente en el que se puso la situación de las mujeres en el escenario público y en el Concejo Municipal.
Medellín
Al igual que en el norte, en la red corregimental se conmemoró la fecha por medio de plantones y pequeñas movilizaciones en los parques centrales de cada corregimiento. En San Antonio de Prado y San Cristóbal, las mujeres se acercaron a la historia de esta fecha que se conmemora en el mundo, a través del documental de Marisela Escobero y la rememoración histórica sobre las hermanas dominicanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, las mariposas, asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por su oposición a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. En el caso de los corregimientos de la ciudad, se insistió en la denuncia de la violencia política e institucional de las que han sido víctima las mujeres que están participando en espacios políticos. En las actividades participaron las integrantes de la Red intercorregimental y en Palmitas, el colectivo de mujeres Arco Iris también estuvo presente.
Si bien el panorama actual reconoce a las mujeres como sujetas de derecho y supone la igualdad de derechos, tenemos una realidad que dista mucho de ese supuesto. Como se mencionó en el comunicado hecho en el marco del 8 de marzo, en el 2020 se hicieron más visibles las diferentes violencias que se ejercen contra las mujeres, sin olvidar que la situación se recrudecen par alas mujeres que viven en la ruralidad campesina, pues las brechas que existen no solo están presentes entre hombres y mujeres, sino también entre el campo y la ciudad.
De esta manera, en el marco de la conmemoración del 8 de marzo de 2021, Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, se realizaron varias acciones entre el 7 y el 12 de marzo en los corregimientos de Medellín: San Sebastián de Palmitas, San Antonio de Prado y San Cristóbal,; y en algunoss municipios del Norte del Valle de Aburrá: Barbosa, Copacabana y Girardota. Estas acciones se realizaron en articulación con la Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín y la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte del Valle de Aburrá, y tuvieron como fin sensibilizar sobre los derechos de las mujeres y las múltiples violencias que se ejercen sobre ellas.
Las actividades pedagógicas fueron construidas en conjunto, durante encuentros previos con las propuestas que las mujeres integrantes de las redes consideraron pertinentes para congregar y llamar la atención de las personas a través de elementos pedagógicos como: líneas de tiempo sobre hechos importantes en la historia de Colombia, fotografías de mujeres representativas en el movimiento social de mujeres, juegos de escalera, realización de artesanías, representaciones teatrales, arengas y canciones, entre muchas otras actividades.
En la actividad de Girardota también se artículo el Circulo de mujeres Las Lilas con el objetivo de proponer un reconocimiento del territorio a partir de un recorrido creativo – territorial acompañado de música, carteles hechos por las mujeres de la vereda El Socorro, un manifiesto por los derechos de las mujeres campesinas a cargo de las mujeres de la vereda Loma de Los Ochoa y una dramatización que buscó representar los diferentes tipos de violencias.
Las mujeres que participaron aseguran que este tipo de actividades pedagógicas tienen un buen impacto a la hora de sensibilizar a las comunidades, pues dialogaron con personas de todas las edades y géneros durante las actividades.
En el marco del Día Internacional por los Derechos de las Mujeres, estuvimos participando en el conversatorio Lunes de Ciudad: El campo tiene rostro de mujer.
Nos encontramos vía Facebook live con otras mujeres pertenecientes a diferentes organizaciones, que tienen incidencia en los territorios, para poner sobre la mesa todos aquellos retos que tenemos en relación a la garantía y protección de los derechos de las mujeres rurales campesinas.
Ser una mujer rural campesina se define por estar conectada a la tierra, a una finca campesina y a unas relaciones entre vecinos y vecinas de carácter solidario. Se consideró que en Colombia el 48,16% de la población rural son mujeres, lo que nos lleva a pensar en la manera en la que los territorios están constituidos y cuál es la población más afectada en relación a las violencias, las brechas sociales, la discriminación y la falta de participación política en los territorios.
En ese sentido, Carmen Acevedo, mujer campesina y gestora comunitaria del corregimiento de San Cristóbal, resaltó la importancia de empoderar a las mujeres que habitan el campo para que salgan del ámbito privado y den a conocer sus problemáticas; esto a través de la sensibilización sobre los diferentes tipos de violencias que aquejan a las mujeres y, en ese orden, sobre las leyes y derechos que las protegen.
Un ejemplo de lo enunciado por Carmen son: la Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín y la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte del Valle de Aburrá, quienes poseen el acompañamiento de la Corporación Penca de Sábila, buscando que las mujeres hagan parte de nuevos espacios donde se reconozcan los derechos de las mujeres y se cierren las brechas de género.
Según, Verónica Castro Ospina, integrante del Programa de Mujeres y Justicia de Género de la Corporación, uno de los factores más importantes en cuanto a las problemáticas que tienen las mujeres en el campo es la autonomía económica y el acceso a la tierra, ya que históricamente los hombres son quienes se han encargado de administrar los bienes en la familia, lo que se traduce en violencia patrimonial y la dificultad de las mujeres para acceder a una vida crediticia que posibilite los proyectos propios.
En la mísma línea, Isabel López, coordinadora de la línea de Mujeres Rurales de la Gobernación de Antioquia, confirma que, “hablando sobre la economía y sus brechas, se evidencia una profunda desigualdad en la jefatura en los hogares en las zonas rurales. Asunto que se ve reflejado en situaciones como las épocas de recolección de café donde son las mujeres quienes suelen recolectar, secar y tostar, pero son ellos quienes venden el café y se quedan con el ingreso”.
Finalmente, se resaltó que algunas de las exigencias de las mujeres rurales y campesinas sí han tenido una resonancia importante en la propuesta del Distrito Rural Campesino de Medellín, entre ellas la titulación compartida del predio, donde tanto hombres como mujeres tienen participación en la tenencia de la tierra.
Encuentre la trasmisión completa en: ‘Lunes de Ciudad: El campo tiene rostro de mujer’
El 15 de octubre en el marco del Día Internacional de la Mujer Rural reconocemos el trabajo que hacen las mujeres en la ruralidad campesina de Medellín. Rescatamos el proceso organizativo de la Red Intercorregimental de Mujeres el cual reúne mujeres campesinas y rurales de los corregimientos de San Antonio de Prado, San Cristobal y San Sebastián de Palmitas con el fin de trabajar en la incidencia política, la exigencia de mejores condiciones de vida para ellas mismas, la creación de alternativas para cimentar su autonomía económica y el compartir de experiencias y conocimientos.
Luego de marchar el 8 de marzo por las calles de Medellín y unirse al manifiesto del Movimiento Social de Mujeres, los días 17 y 26 de marzo la Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín realizó una serie de plantones al frente de las casas de gobierno de San Antonio de Prado, San Cristóbal y San Sebastián de Palmitas denunciando las violencias contra las mujeres rurales y campesinas. Agradecemos la vinculación de la batucada Manada Roja a esta acción pública de denuncia.
Comunicado Red Intercorregimental de Mujeres de San Antonio de Prado, San Cristóbal y San Sebastián de Palmitas, Medellín
Nosotras, mujeres rurales y campesinas de San Antonio de Prado, San Cristóbal y San Sebastián de Palmitas NOS CONCENTRAMOS hoy en el marco de la conmemoración del 8 de marzo “Día Internacional por los Derechos de las Mujeres” para denunciar las persistentes situaciones de discriminación, exclusión y violencias perpetradas contra las mujeres, las cuales continúan siendo un flagelo a nuestros derechos humanos que denotan los arraigos a una cultura patriarcal.
DENUNCIAMOS las violencias en todas sus manifestaciones: psicológica, física, sexual, económica y patrimonial, expresando todo nuestro repudio y señalando que estas tienen matices particulares relacionados con las dinámicas propias de nuestros contextos campesinos y rurales, los cuales deben ser considerados de manera diferencial por el Estado para su atención y tratamiento.
La persistente violencia física expresada en agresiones directas al cuerpo de las mujeres, la violencia psicológica como muestra de la subvaloración, menosprecio y denigración de lo femenino, la violencia sexual evidente en el desconocimiento de nuestros derechos sexuales y reproductivos, las barreras para decidir libremente la maternidad, las violaciones y el miedo a transitar por el territorio debido a la inseguridad, la violencia económica manifiesta en la falta de autonomía económica de las mujeres campesinas y en el no reconocimiento del trabajo en las fincas campesinas, y la violencia patrimonial visible en los obstáculos persistentes para que las mujeres campesinas seamos propietarias de la tierra. Todas estas situaciones son expresión clara de las violencias a las que estamos sometidas las mujeres de forma cotidiana.
EXIGIMOS al Estado la atención y protección de nuestros Derechos Humanos, lo cual encuentra relación con el reconocimiento de la legislación existente en materia de atención a las violencias contra las mujeres, la formación permanente de funcionarios y funcionarias responsables de las rutas de atención a las violencias con enfoque de género y diferencial, y la generación de programas y proyectos abocados al tratamiento y atención de las violencias contra las mujeres campesinas y rurales de Medellín.
Medellín, marzo 17 de 2017
“Mi cuerpo es territorio de derechos”.
“Las mujeres campesinas rechazamos todo tipo de violencias”.
“Exigimos una Medellín segura, libre de violencias y sin miedo para las mujeres del campo y la ciudad”.
“En memoria de Claudia Caicedo del Corregimiento de Santa Elena, ni un feminicidio más, ni una mujer menos”.
¡Mujer, mujer, denuncia violación, defiende tu vida, denuncia al agresor!
Medellín, 07 de junio de 2014
El plan de ordenamiento territorial como instrumento de planeación, supone desde su intención de estructurar y moldear el territorio, la mejoría del entorno y con ello la calidad de vida de sus habitantes, hombres y mujeres. Sin embargo, para esta coyuntura de revisión del Plan, las mujeres nos pronunciamos expresando que no nos sentimos incluidas y acogidas en las propuestas de ajuste, al considerar que este no incorpora nuestras voces, intereses y necesidades de cara a las particularidades como mujeres campesinas.
Partiendo del reconocimiento de que existe una manera diferenciada para hombres y mujeres de vivir y habitar el territorio, y con ello el espacio de lo público y lo privado, hacemos énfasis en la necesidad de incorporar en el actual Plan de Ordenamiento Territorial una visión de género que reconozca y de respuesta a las carencias identificadas en términos de equipamientos, seguridad pública y autonomía económica para las mujeres de los corregimientos. Actualmente no contamos con espacios y equipamientos que estén al servicio de la formación, la capacitación, la recreación y el deporte para las mujeres, dado que los existentes están condicionados para el uso y disfrute directo de otros pobladores y representan por sus condiciones de infraestructura y uso, inseguridad y desconfianza para nosotras.
Requerimos de centros de atención en salud centralizados en los corregimientos, con capacidad instalada, profesionales capacitados y atención integral y diferencial para las mujeres en todos sus servicios médicos. Asimismo, consideramos la pertinencia de contar con lugares para la formación profesional y política para las mujeres, con procesos que tengan continuidad y durabilidad en el tiempo, que no estén enmarcados en los roles y estereotipos tradicionales y que permitan realmente potenciarnos y capacitarnos para estar en otros escenarios de participación y toma de decisiones.
Denunciamos los altos índices de feminicidios en la ciudad y en los corregimientos, las múltiples manifestaciones de violencia y la no garantía de seguridad para las mujeres: la falta de alumbrado público, las malas condiciones en la que permanecen los caminos veredales, la apropiación de los escenarios deportivos como espacios masculinos de dominio de los grupos armados y el expendio de drogas; y la utilización de nuestros cuerpos como botín de guerra y territorio de múltiples violencias que hacen que experimentemos miedos e intimidación permanentes en los escenarios públicos.
Por otra parte, rechazamos la privatización de los bienes comunes, los megaproyectos y los cambios de suelo rural que ponen en riesgo nuestros territorios, economía y permanencia de la vida campesina, denunciamos el riesgo eminente en el que el actual Plan de ordenamiento territorial ubica a nuestros territorios campesinos con sus políticas de expansión urbana, los cambios de vocación del suelo y en definitiva el desplazamiento de los campesinos y campesinas. Hacemos cuestionamientos tales como ¿Donde viviremos los/as campesinos/as de Medellin?, ¿Cuál será nuestro medio de subsistencia?, ¿Qué sucederá con el territorio, la economía y la vida campesina?
Frente a este panorama, la Red Intercorregimental de Mujeres de San Cristóbal, San Antonio de Prado y San Sebastián de Palmitas nos movilizamos y hacemos las siguientes propuestas:
Finalmente, exigimos un plan de ordenamiento territorial que incorpore el enfoque de género y sea capaz de encontrar un equilibrio entre lo urbano y lo rural que garantice la permanencia de la vida campesina, que propenda por un modelo de ciudad incluyente y equitativa que reconozca claramente las diversidades y desde allí se oriente a generar igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, un plan que propicie condiciones de seguridad para las mujeres, equipamientos y medidas afirmativas que aporten a nuestro bienestar integral y buen vivir.
“No sirve de mucho que una mujer llegue sola a lo más alto si llega sola. Tenemos que estar enredadas, formar parte de redes feministas”
Marcela Lagarde
En marzo se conmemora el Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, declarado en el II Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas (1910) como un acto de solidaridad internacional con las obreras textiles atropelladas violentamente cuando se movilizaron en Nueva York exigiendo salarios dignos y la disminución de la jornada laboral.
Un día para recordar a mujeres como Olimpia de Gouges y a Etta Palm cuando denunciaron que la Revolución Francesa no incluyó a las mujeres en su proyecto igualitario y liberador; y a Mary Wollstonecraft filósofa y escritora británica quien escribió La vindicación de los derechos de la mujer (1792). La voz de las pioneras permanece viva en estos tiempos y es el 8 de marzo una fecha para reconocer el camino transitado por ellas, quienes con su lucha dejaron un legado y marcaron precedentes en el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas, lo cual hoy se constituye en avances y en retos para el feminismo, ante la no materialización de sus derechos y las amenazas y retrocesos de sus conquistas.
Reconocemos avances importantes en la normatividad internacional y nacional para superar las desigualdades de género. El país ha ratificado los principales instrumentos de protección de los derechos humanos de las mujeres, entre ellos la Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) que engloba todos los derechos consagrados en anteriores convenciones de la ONU, la OIT y la UNESCO, y La Convención Americana, instrumento continental acordado en Belém do Pará a partir del cual se busca prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
Sin embargo, estos avances no son suficientes para la superación de las brechas de género. Las mujeres no gozan de una ciudadanía real, su participación en escenarios de toma de decisiones es incipiente, la distribución de los recursos está marcada por la inequidad, cumplen dobles y triples jornadas de trabajo (reproductivo, productivo y comunitario), encontrando obstáculos para el acceso a la educación, a la propiedad, a la salud, al trabajo digno y remunerado, y a la recreación. En tal sentido, tanto en el ámbito público como privado se sostienen situaciones de discriminación, exclusión y violencias contra las mujeres.
Un ejemplo de ello en la ciudad de Medellín, se evidencia con la Clínica de las Mujeres, una apuesta feminista, orientada a la atención integral para la salud de las mujeres, se ha encontrado con múltiples obstáculos y ha sido deformada paulatinamente por la influencia de instituciones patriarcales como la Iglesia Católica y las élites políticas conservadoras y liberales, y que ahora deviene en un proyecto de atención ambulatoria con un enfoque familista, distorsionando completamente el enfoque inicial con la que fue concebida.
De igual forma en Medellín no se garantizan condiciones de seguridad pública para las mujeres en lo urbano ni en lo rural, viven al acecho de los violentos que hacen de su vida y su cuerpo botín en el conflicto y muchas son afectadas de forma dramática por el desplazamiento intraurbano. Los altos índices de feminicidios dan cuenta del recrudecimiento de este fenómeno de violencia contra las mujeres en la ciudad.
Por ello es necesario reflexionar en torno al modelo de ciudad que se ha venido promoviendo, ciudad turística y de servicios, que dista de aportar al buen vivir de las mujeres. En el caso de las mujeres campesinas, el Plan de Ordenamiento Territorial representa una amenaza en lo concerniente a su permanencia en los territorios campesinos, lo cual conduce a la vulneración del derecho a la tierra y a la producción.
Esta situación nos insta a la movilización permanente. Por ello, el 11 de marzo de 2014, la Corporación Penca de Sábila y la Red Intercorregimental de Mujeres participaremos en la marcha para exigir al Estado y a la sociedad la garantía de todos los derechos de las mujeres y en especial la concreción de:
Declaratoria 9º Viaje de la solidaridad entre mujeres del campo y la ciudad. Red Intercorregimental de Mujeres. Medellín.
Nuevamente las mujeres del campo y la ciudad nos encontramos en el Noveno Viaje de la Solidaridad realizado el 29 de junio en el marco del 14º Festival Agroecológico en en el corregimiento de San Sebastián de Palmitas, Medellín.
130 mujeres de la Red Intercorregimental de mujeres de los corregimientos de San Antonio de Prado, San Sebastián de Palmitas y San Cristóbal fuimos partícipes de este gran evento de visibilización y exigencia de los derechos humanos de las mujeres.
Levantamos nuestras voces para exigir al Estado y a la sociedad la garantía y el respeto de todos los derechos humanos de las mujeres campesinas, reivindicamos la propiedad de la tierra, la autonomía económica, los créditos para el desarrollo de actividades agrícolas, la educación, la participación en espacios de toma de decisiones; así como una vida digna y libre de violencias físicas, sexuales o psicológicas, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y a tener una sexualidad sana y placentera. Defendimos el agua y la soberanía alimentaria como bienes comunes, el territorio, la economía y la vida campesinas.
Desde el encuentro y la solidaridad, las mujeres de la Red Intercorregimental llevamos a cabo un compartir como símbolo del acercamiento y las relaciones de amistad y afecto construidas por nosotras y en torno a las causas comunes que nos hemos propuesto.
Todas las mujeres, todos los derechos, todos los días.