Considerar los retos que existen en Medellín para el desarrollo de los corregimientos parte de la integración real y eficaz de los mismos a las acciones interinstitucionales. Las apuestas por disminuir de forma efectiva la brecha entre el campo y la ciudad pasa por la garantía de los derechos campesinos, de la naturaleza y las mujeres.
Estuvimos conversando sobre estos desafíos en un evento organizado por Comfenalco Antioquia, en compañía de la gerencia de corregimientos de Medellín, Efrén Álvarez, edil del corregimiento de San Antonio de Prado, la Mesa Intercorregimental de Medellín y la Asociación Campesina Campo Vivo de San Sebastián de Palmitas.
Si bien los retos de la dinámica urbano rural de la ciudad son estructurales, hay compromisos desde la administración municipal que deben ser garantizados en su cumplimiento. Desde la Corporación tenemos un ámbito de comprensión de los corregimientos, en los que se desarrollan 3 sistemas: el urbano, el rural/campesino y el de conservación. Esto fue lo que explicó Hector Manuel Lugo, coordinador del programa de Gestión social y ambiental del territorio:
En el sistema urbano, la brecha se ha promovido por la expansión urbana, la falta de equipamientos en salud, educación, entre otras, a causa del urbanismo descontrolado que ha llevado a una crisis ante la cual, la administración no ha hecho nada. Sigue existiendo una inequidad territorial, en la que se exige que los impuestos prediales rurales sean pagados con lógicas urbanas. En el sistema rural campesino se destacó la pérdida acelerada de los predios campesinos, las relaciones socioculturales y la presión al cambio de vocación del suelo agrícola.
En esta línea, en el sistema de Conservación, se llamó la atención sobre las 15.800 hectáreas que son territorio de conservación, actualmente entregadas a la potrerización sin uso y la inexistencia de una política pública reguladora. De esta manera, las tierras que le compran a las comunidades para conservación, generan problemáticas para las y los campesinos. Todo lo anterior se recoge además en la falta de visibilización de la importancia de la ruralidad en el presupuesto de la ciudad.
Al respecto, Efrén Álvarez, resaltó dos problemáticas actuales, consistentes en las dinámicas de ruralización de lo urbano y la urbanización de lo rural, que hace necesaria una política de desarrollo territorial integral en Medellín.
Beatriz Elena Álvarez, campesina de la Mesa Intercorregimental destacó las problemáticas de la ruralidad campesina de la ciudad. El derecho al agua y los acueductos comunitarios siguen estando amenazados por la privatización, la asistencia técnica agropecuaria está fallando en el acompañamiento a campesinas y campesinos, la producción y comercialización de los productos campesinos se ve afectada porque la gerencia de corregimientos no tiene la información frente a las necesidades de las y los productores y los Mercados Campesinos no surten la necesidad de comercialización. Además, la participación campesina se ha impactado negativamente, profundizándose con el covid y las medidas de distanciamiento físico. La conectividad sigue siendo otro punto clave y la brecha digital una realidad.
Tanto Beatriz como Rodrigo Arboleda de la asociación Campo Vivo, insistieron en la negligencia que hay de la administración municipal con el Distrito Rural Campesino. Se ha ignorado el proceso de 5 años que ha representado para las comunidades y organizaciones campesinas y que contiene las bases estratégicas para la dignificación de las comunidades campesinas.
Finalmente, además de lo anterior, Medellín no sabe cuál es la población campesina o habitante de los corregimientos que tiene. Es sabido que la población que no se cuenta, no existe, lo que implica una vulneración al derecho a la información, consagrado por la ONU. Se necesita que el municipio y Planeación, avancen en la zonificación y el desarrollo de Unidades de Gestión Territorial, en inversiones con justicia social y de género en bienestar económico, social y ambiental. Ante los acuerdos público privados que desarrollan desde la administración, insistimos en acuerdos público comunitarios para el bienestar común
Accede al conversatorio completo en:
12 de mayo de 2021
En medio del Paro Nacional, que acompañamos desde el pasado 28 de abril, más de 100 organizaciones, colectivos, movimientos y plataformas ambientales, defensoras y defensores de la vida y del territorio, a quienes nos une la protección del agua y la naturaleza como eje de nuestras luchas y resistencias, nos articulamos para visibilizar las apuestas y reivindicaciones del ambientalismo en el marco del paro.
Nos hemos encontrado para cambiar radicalmente el modelo de país impuesto en las últimas décadas, el cual ha dejado a la naturaleza como víctima del maldesarrollo que violenta comunidades, despoja territorios, deja pasivos ambientales y sociales, y vulnera ecosistemas naturales, la salud, la biodiversidad y la vida de quienes los habitamos, humanos y no humanos: modelos económicos extractivistas y desarrollistas que pretenden implementarse, ahora utilizando como justificación la recuperación económica post pandemia.
Con los aprendizajes de la fracasada mesa ambiental de la “Conversación Nacional” del Paro Nacional del 21N de 2019, que no tuvo otro propósito que dividirnos sin llegar a acuerdos o soluciones concretas a nuestras demandas y necesidades, le exigimos hoy al gobierno que no continúe imponiendo su visión, ahora a través de lo que ha denominado el “Gran diálogo”, con el que se mantiene oídos sordos a los cambios estructurales que millones de colombianas y colombianos estamos reclamando en las calles y en las ruralidades.
Reiteramos nuestro apoyo al Paro Nacional como un espacio legítimo de lucha y resistencia pacífica frente a un acumulado de nefastos gobiernos que han respondido con violencia al ver expuesta su política de corrupción y muerte; apoyamos la protesta social en el Valle del Cauca, en Cali y a la Minga Indígena, derecho consagrado en el artículo 37 de la Constitución Política.
Consideramos que cualquier escenario de diálogo entre los sectores populares y el gobierno nacional debe ser amplio, transparente, enmarcado en el respeto por el derecho fundamental a la vida, con garantías reales al desarrollo de la protesta y, fundamentalmente, cesando la masacre promovida por la fuerza pública, la cual, hasta el 10 de mayo ha tomado la vida de 52 personas, 435 personas desaparecidas, 15 casos documentados de violencia sexual y 1365 detenciones arbitrarias todo el país, según datos de la campaña Defender La Libertad. También se debe investigar y judicializar el ataque perpetrado por civiles, policiales y militares a la guardia indigena del Cauca, el pasado 9 de mayo en Cali, donde varios ciudadanos fueron heridos.
Rechazamos también el uso de la violencia por parte de algunos manifestantes que ha dejado víctimas en la fuerza pública, compuesta en su mayoría por jóvenes humildes a quienes el país les ha negado otras oportunidades.
En un primer ejercicio de construcción colectiva y retomando aportes del pliego ambiental del paro de 2019, hemos identificado algunos temas relevantes que articulan parte de las luchas más importantes del ambientalismo en Colombia, el cual se irá nutriendo y mejorando en discusiones amplias:
Estos temas recogen y priorizan las exigencias que, como ambientalistas, realizamos ante el gobierno nacional, las cuales consideramos deben ser ajustadas a las dinámicas y conflictos
ambientales locales y los espacios de incidencia que se tengan en departamentos y municipios de acuerdo con las formas de movilización social que se den en cada territorio.
Acompañamos la marcha carnaval ambiental que se realizará en Ibagué y se replicará en otros municipios este viernes 14 de mayo, convocamos la urgente articulación de los movimientos, organizaciones, redes y plataformas ambientales de todo el país para que juntos construyamos las transformaciones ecológicas, sociales y económicas que se requieren; llamamos a mantener y posicionar las exigencias y reivindicaciones ambientales en los escenarios asamblearios y de movilización que se promuevan en las próximas semanas de Paro Nacional.
Solo una reconciliación con la Casa Grande, nuestra Madre Tierra y los territorios que habitamos, permitirá la pervivencia digna de padres, madres, hijas e hijos en constante armonía entre todas las manifestaciones de vida. Solo la paz ambiental evitará la injusticia intergeneracional.
Suscribimos:
Medellín, 9 de mayo de 2021
Hoy, cuando Colombia se moviliza por la justicia y la dignidad de tantas y tantos que durante años han vivido las condiciones de desigualdad profunda, económica, social y política, nos unimos en apoyo al Paro nacional. Las comunidades campesinas, las juventudes y las mujeres nos movilizamos por el derecho a defender nuestros derechos, por el derecho al territorio, la paz y a la vida digna en justicia y democracia.
Esta lucha nuestra viene de antes, viene de los que fueron y somos por ellas, por ellos. Es resistencia creativa y es la respuesta de nuestro pueblo, de nuestros pueblos, a años de opresión, de represión y del despojo de nuestros bienes comunes y la explotación en todas sus formas. Desde el 28 de abril la diversidad de los movimientos sociales de Colombia volvió masivamente a las calles para expresar con alegría su resistencia a esta catástrofe.
Rechazamos las formas de violencia empleadas por el gobierno y de especial manera la represión militar y policial en las calles, que atentan contra la vida de quienes han puesto su mente y cuerpo por el bien común desde el arte y la creatividad. Resaltamos como urgencias la garantía de los derechos a la protesta, la libre expresión, la movilización. La plena vigencia de la carta constitucional, la actuación en democracia.
Sabemos que este modelo tiene que cambiar y que los cambios estructurales demandan resistencia, participación política, cambios profundos en el gobierno y en el Estado. Nuestro compromiso y trabajo es una contribución al cambio y a ese sueño de una Colombia sustentable, soberana, pacífica, democrática.
Si bien el panorama actual reconoce a las mujeres como sujetas de derecho y supone la igualdad de derechos, tenemos una realidad que dista mucho de ese supuesto. Como se mencionó en el comunicado hecho en el marco del 8 de marzo, en el 2020 se hicieron más visibles las diferentes violencias que se ejercen contra las mujeres, sin olvidar que la situación se recrudecen par alas mujeres que viven en la ruralidad campesina, pues las brechas que existen no solo están presentes entre hombres y mujeres, sino también entre el campo y la ciudad.
De esta manera, en el marco de la conmemoración del 8 de marzo de 2021, Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, se realizaron varias acciones entre el 7 y el 12 de marzo en los corregimientos de Medellín: San Sebastián de Palmitas, San Antonio de Prado y San Cristóbal,; y en algunoss municipios del Norte del Valle de Aburrá: Barbosa, Copacabana y Girardota. Estas acciones se realizaron en articulación con la Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín y la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte del Valle de Aburrá, y tuvieron como fin sensibilizar sobre los derechos de las mujeres y las múltiples violencias que se ejercen sobre ellas.
Las actividades pedagógicas fueron construidas en conjunto, durante encuentros previos con las propuestas que las mujeres integrantes de las redes consideraron pertinentes para congregar y llamar la atención de las personas a través de elementos pedagógicos como: líneas de tiempo sobre hechos importantes en la historia de Colombia, fotografías de mujeres representativas en el movimiento social de mujeres, juegos de escalera, realización de artesanías, representaciones teatrales, arengas y canciones, entre muchas otras actividades.
En la actividad de Girardota también se artículo el Circulo de mujeres Las Lilas con el objetivo de proponer un reconocimiento del territorio a partir de un recorrido creativo – territorial acompañado de música, carteles hechos por las mujeres de la vereda El Socorro, un manifiesto por los derechos de las mujeres campesinas a cargo de las mujeres de la vereda Loma de Los Ochoa y una dramatización que buscó representar los diferentes tipos de violencias.
Las mujeres que participaron aseguran que este tipo de actividades pedagógicas tienen un buen impacto a la hora de sensibilizar a las comunidades, pues dialogaron con personas de todas las edades y géneros durante las actividades.
Este 22 de marzo, las Naciones Unidas celebran el Día Mundial del Agua en torno a una temática oficial sobre el «valor del agua». La elección de esta temática debe servirnos de alerta puesto que ¡entre la noción de valor y la de precio hay solo un paso! Sin embargo, asignar un valor económico a la naturaleza es un fenómeno cada vez más extendido y que acaba de alcanzar su punto culminante con la entrada en bolsa del elemento más esencial, tanto para la humanidad como para la vida en general: el agua.
El 7 de diciembre de 2020, la mayor empresa mundial de intercambio de derivados financieros, el CME Group, lanzaba el primer mercado de futuro relativo al agua. Los inversores y especuladores ahora pueden apostar sobre cuál será la evolución del precio del agua en California.
En la teoría, los contratos de futuros deberían permitir la lucha contra la volatilidad de precios y garantizar una cierta seguridad para los agricultores. En la práctica, se ha demostrado con creces lo contrario.
El impacto de los «mercados del agua», instaurados en varios países, es catastrófico. En Chile, los ríos son subastados y adquiridos por millonarios que utilizan el agua para irrigar de forma masiva los cultivos intensivos de aguacates o para alimentar las minas. Mientras tanto, millones de personas intentan sobrevivir al acaparamiento del agua, fenómeno que provoca fuertes sequías. En Australia, el mercado del agua, que se supone debería ser un apoyo para la economía y evitar el despilfarro de agua, termina al contrario incitando a inversores y empresarios agrícolas a la especulación en función de las previsiones en términos de escasez y de los precios futuros del agua, en detrimento del acceso de los campesinos al agua.
Contaminación, sobreexplotación, mercantilización, acaparamiento, alteración de los ciclos… Los ecosistemas acuáticos ya sufren una gran presión debida a nuestros sistemas de desarrollo. En un contexto de crisis global del agua, el agua de calidad es cada vez más difícil de encontrar y codiciada. El agua se está convirtiendo en un producto financiero ideal para los inversores, dado que todos necesitamos el agua para vivir y no existe sustituto de ésta.
Miles de millones de personas siguen sin poder gozar de su derecho humano al agua y millones de campesinos se enfrentan a grandes problemas a la hora de acceder al agua. La financiarización del agua abre la puerta a la especulación masiva y al aumento del precio del agua, lo cual supone una ventaja para los actores económicos más poderosos. El riesgo es ver los monocultivos o las zonas de sacrificio mediante crímenes ambientales multiplicarse, todo esto causado por la agroindustria y por el extractivismo, cuyos intereses económicos y financieros son mucho más interesantes para los especuladores. Dentro de este mercado tan lucrativo, las necesidades de los seres humanos y de los ecosistemas no son prioritarios.
Puesto que el agua es la fuente de la vida, ésta no puede considerarse como una mercancía, como un producto financiero o como un objeto de especulación. Las amenazas que suponen la pandemia y la crisis climática a nivel mundial deben hacernos tomar consciencia de ello de forma urgente. Dejar que las leyes de mercado sean las que decidan la repartición y la gestión del agua es inaceptable teniendo en cuenta los derechos humanos, y una irresponsabilidad al ver la situación ecológica y sanitaria en el planeta.
A pesar de que la ONU reconoció hace más de 10 años el acceso al agua como un derecho humano, es necesario un despertar. Para que el derecho al agua sea una realidad para todos, debemos rechazar esta visión puramente económica y utilitaria del agua. En muchos lugares, se está experimentando políticas alternativas del agua que ponen al centro el respeto de los ecosistemas de los cuales dependemos. En todo el mundo, hay personas que se organizan para que se reconozca su derecho al agua y exigen su plena participación en las políticas en lo que respecta a las cuencas hidrográficas. Muchos colectivos denuncian el control de los intereses privados sobre el agua y se oponen a los proyectos que ponen en peligro el agua dentro de su medio de vida. Otras personas ejercen presión para otorgar derechos a ríos, glaciares o lagos. Esta responsabilidad colectiva de las comunidades humanas con el agua, bien común de todos los seres vivos, no es una opción.
Por ello, en este Día Mundial del Agua, asociaciones y colectivos de todos los países, desde nuestra diversidad, nos unimos para recordar que el agua es un derecho humano y un bien común. Seguiremos diciéndolo, en todos los idiomas si es necesario… ¡El agua es vida!
Reafirmamos el hecho de que un derecho humano no está sujeto a la condición de poder pagarlo. Reafirmamos el hecho de que un bien común no debe ser gestionado ni controlado por las leyes de los mercados financieros.
Pedimos a las autoridades públicas que asuman su responsabilidad, que se opongan a la financiarización de la vida y que tomen todas las medidas necesarias para ilegalizar la cotización del agua en bolsa.
Pedimos también a cada ser humano que reivindique su derecho al agua, que rechace el control de este elemento vital por parte de los actores económicos, que se reapropie este bien común de todos los seres vivos y que contribuya a su protección para las generaciones presentes y futuras.
Tengamos la audacia de repensar nuestra relación con el agua, ¡la vida en la Tierra depende de ello!
La siguiente declaración ha sido suscrita por más de 500 organizaciones de la sociedad civil alrededor del mundo
Fondation Danielle Mitterrand (Francia), Coalition Eau (Francia), End Water Poverty (Reino Unido), Blue Planet Project (Canada), Food and Water Watch (Estados Unidos), End Ecocide on earth, Indigenous Peoples Rights International, MODATIMA (Movimiento de defensa por el acceso al agua, la tierra y la protección del medioambiente) (Chile), Comité Socioambiental de la Coordinadora Feminista 8M (Chile), Consejo ecológico de molina (Chile), Movimiento por el Agua y los Territorios-MAT zonal centro (Chile), Red Patagonia sin + mineras (Chile), Unión de Agua Potable Rural – cuenca río Petorca (Chile), Green Cross Argentina, Rede de Cooperação Amazônica (Brasil), Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila (Colombia), Ecologistas en acción (España), Freshwater Action Network (México), CooperAcción (Perú), Continental Network of Indigenous Women of the Americas
La lista completa se encuentra disponible aquí
A pesar del avance en el reconocimiento de las mujeres como sujetas de derechos, las problemáticas se agudizan aún más para las mujeres rurales y campesinas. Según cifras del último Censo Nacional Agropecuario, el nivel de analfabetismo en el 2020 en las zonas rurales estuvo en un 18% para las mujeres y en un 15,8% para los hombres, lo que significa falta de oportunidades, afectación de su autonomía económica y agudización de las brechas de género.
El promedio de horas invertidas en trabajos de cuidados no remunerados de las mujeres rurales fue de 7 horas y 52 minutos, mientras que los hombres dedicaron 3 horas y 6 minutos, identificándose así una brecha de 4 horas y 46 minutos en donde las mujeres destinan más del doble de tiempo que los hombres a las labores de cuidados. Además de esto, es importante señalar que de acuerdo a la Mesa de Economía Feminista en Colombia (2020), el 49% del tiempo del trabajo de las mujeres no es remunerado, pero representa el 20% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, aspecto ante el cual valdría la pena preguntarse una vez más ¿qué pasa si las mujeres paran estas actividades que en muchos casos no son reconocidas ni valoradas?
Otro elemento de vital importancia para las mujeres rurales y campesinas se ubica el acceso, formalización y propiedad de la tierra. Las mujeres solo tienen titularidad sobre el 26% de las tierras, y las decisiones sobre la producción en las Unidades Productoras Agropecuarias (UPA) recaen solo en un 26% sobre ellas, un 12,5% en forma conjunta, y un 61,5% sobre los hombres, lo que refleja cómo el poder de decisión sigue estando sobre la figura masculina, subvalorando así el aporte de las mujeres en esta dimensión y su reconocimiento como trabajadoras del campo.
Es por lo anterior, entre otras razones, que es importante visibilizar la desigualdad en el acceso efectivo y real a los derechos las de las mujeres, la opresión y control que se ejerce sobre ellas por medio de distintas violencias, la consecuente necesidad de exigir al Estado el cumplimiento de las políticas públicas y leyes que garantizan los derechos de las mujeres, lo que a su vez, se conecta con la promoción y agenciamiento de transformaciones culturales y sociales que reconozcan que lo personal es político, y que permitan construir una vida libre de violencias para las mujeres del campo y la ciudad y su ejercicio pleno de ciudadanía.
En el marco de la conmemoración del 8 de marzo, redes y grupos de mujeres rurales y campesinas de Medellín y del norte del Valle de Aburrá realizarán las siguientes acciones:
Mayor información: comunicaciones@yellow-hedgehog-611243.hostingersite.com
Encuentra el Comunicado completo aquí.
La Asociación Acueducto de Cascajo, se ubica en el municipio de Marinilla, en 2020 fue reconocida como Comunidad azul. Tiene 880 familias asociadas, y beneficia a un total de 3.520 personas habitantes de las veredas Cascajo Arriba, Cascajo Abajo, Cimarronas y La Esperanza. Es uno de los primeros acueductos multiveredales de Colombia.
Las comunidades azules son aquellas que se comprometen con otras formas de relacionarse con la naturaleza y adoptan al agua como bien común, contra su privatización, a favor de los acuerdos público comunitarios y de la gestión comunitaria del agua.
Frente a las diferentes problemáticas y retos que tienen las organizaciones comunitarias, el Acueducto de Cascajo y la Corporación, hemos implementado estrategias para el fortalecimiento de la organización y la defensa y protección de la gestión comunitaria del agua. A su vez, el acueducto está integrado a redes y organizaciones como la Asociación Municipal de Acueductos Comunitarios de Marinilla (AMACOMA), la Asociación Departamental de Acueductos Comunitarios de Antioquia (ADACA) y la Red Nacional de Acueductos Comunitarios de Colombia.
La realización de esta revista fue apoyada por Proyecto Planeta Azul y la Plataforma de Acuerdos Público Comunitarios de Las Américas. Mayor información: www.plataformaapc.org
Puedes descargar la revista completa aquí
Con el paso de los años y los impactos antrópicos a los ecosistemas, se refuerza la necesidad de conocer y compartir los conocimientos y experiencias de las comunidades rurales y campesinas que se han relacionado con los ríos y las especies de fauna y flora en los territorios.
Goteras, es una creación radial sobre las acciones comunitarias que garantizan el agua como bien común. Para esta edición, cuenta con dos capítulos dedicados a hablar acerca de las acciones comunitarias por la restauración, cuidado y protección de las microcuencas abastecedoras de los acueductos comunitarios en el municipio de Cocorná.
Cultivar el agua en Cocorná es el capítulo sobre la conservación ecológica, la biodiversidad y las problemáticas en torno a los bienes comunes de la naturaleza. Compartimos esta creación radial realizada en compañía de la comunidad rural campesina del municipio de Cocorná. Contamos con el apoyo y la participación del señor Orlando Castaño García de la vereda Los Potreros, el señor Jaime González Villegas de la vereda Palmirita y la señora Luz Marina Toro de la vereda Los Cedros.
Acciones por la defensa del agua como bien común en Cocorná, en esta versión con la participación de Jhonatan Jaramillo, ambientalista e integrante de la Corporación Cocornpa Consciente y María Botero, abogada de la Corporación Penca de Sábila, hablaremos sobre los impactos de las microcentrales hidroeléctricas y las acciones de hecho y de derecho por el agua y la vida.
Te invitamos a escucharlos y compartir en emisoras comunitarias, WhatsApp y demás plataformas digitales.
Las tecnologías alternativas son fuente de conocimientos y acciones comunitarias para el bienestar colectivo. El programa de Soberanía Alimentaria y Economía Solidaria con la Asociación campesina Campo Vivo del corregimiento de San Sebastián de Palmitas (Medellín) construyeron un pozo séptico en el predio experimental de referencia de la familia Muñoz con el fin de generar un tratamiento alternativo de sus aguas residuales domésticas. La experiencia se convierte en un referente para la comunidad donde la práctica y la teoría se unen para generar soluciones y acción colectiva en la ruralidad campesina de Medellín.
Te invitamos a que conozcas más, viendo el vídeo completo en:
La restauración, cuidado y protección de las microcuencas aportan al equilibrio ecosistémico y a la garantía del derecho a la autogestión comunitaria del agua en la ruralidad del país. Por ello, durante el año 2020 realizamos en el municipio de Cocorná un curso basado en las acciones comunitarias y participativas que, con la implementación de prácticas de bioingeniería, las personas participantes han podido replicar con sus comunidades. Cabe resaltar que estas actividades hacen parte de las acciones de la Reserva Natural El Edén de la Fundación Confiar.
El pasado 16 de diciembre hicimos la clausura del curso taller de restauración de microcuencas en Cocorná. Se graduaron 19 personas pertenecientes a acueductos comunitarios y organizaciones del territorio. En la jornada de cierre se conversó sobre las acciones de hecho y de derecho realizadas por la defensa del agua como bien común en el municipio, así como de los impactos a las microcuencas por la construcción de las microcentrales hidroeléctricas.
El equipo de profesionales de la Corporación ha destacado el proceso de retroalimentación que las y los participantes han realizado con sus comunidades, además de los procesos de medición de caudal de las fuentes hídricas abastecedoras de los acueductos comunitarios y la comprensión integral que han construido con el territorio. Se formaron vínculos entre todas y todos que han posibilitado que se apoyen mutuamente a través de recorridos, convites, sugerencias para otras organizaciones y sus problemáticas que permiten el fortalecimiento de la gestión comunitaria del agua y la protección de los cuerpos de agua del territorio.