Juventudes Rurales: participación, construcción y defensa de los territorios

septiembre 21, 2020
Ser laguna, mujer, montaña, joven, páramo, palabra digna, lideresa social, refugio y defensor de la vida en Colombia es estar en peligro de extinción. Un peligro silencioso, por cortinas de humo invisibilizado y menospreciado, un peligro con dolor de pueblo, de bien común. El peligro de querer y soñar con vivir en paz.  Estar en Colombia… Desde las ruralidades que rodean el Valle de Aburrá, manifestamos acompañar el dolor profundo sentido en cada territorio cuando se derrama la sangre de sus hijas e hijos, de sus semillas. Abrazamos cada madre, padre, hermano y hermana como si abrazáramos a nuestra propia familia, porque no hay distinción.  Denunciamos el proyecto de muerte que amenaza la vida de quienes, siendo jóvenes, con la fuerza vital de amar y defender su territorio, no titubean en su compromiso con la vida. Aunque a veces solo sea la mera valentía de seguir con vida. Responsabilizamos a quien se aparte de su compromiso histórico y observe con ojos de espectador inocuo la guerra contra los comunes. Contra nuestro pueblo, nuestra tierra, nuestra agua, nuestro alimento, nuestra cultura y nuestra economía. Este es el último tiempo.  Somos fuegos del nuevo amanecer. Flora – Michelle Serna
El tercer conversatorio virtual de la Alianza por el Territorio y la Vida Campesina del Valle de Aburrá estuvo cargado de emociones y de expresiones simbólicas que tuvieron como fin la reivindicación de la juventud, en un país, donde hoy son las y los jóvenes quienes están sufriendo el recrudecimiento de la guerra; por dicha razón se dio apertura con un manifiesto que abraza y se solidariza con todos y todas aquellas jóvenes que han perdido su vida en lo que va de este año.  En esta ocasión el conversatorio estuvo centrado en temas como las identidades juveniles, las diferentes expresiones de participación, la defensa de los territorios, los obstáculos que se deben superar para permanecer en el campo  y las alternativas que están generando para resguardar el legado cultural que han recibido de sus padres, madres, abuelos y abuelas.C Ante el trato del gobierno colombiano al campesino y la campesina como emprendedores rurales, los jóvenes manifestaron el desacuerdo con el discurso institucional que parece ser un nuevo intento de imponer lógicas neoliberales que no van en la misma línea de las luchas populares y comunitarias de un campo que históricamente ha sufrido el abandono del Estado y que se ha forjado su propio camino para permanecer y resistir. Michelle Serna Gallo, habitante del corregimiento de San Antonio de Prado, trabajadora social y perteneciente al Grupo de Investigación Social y Ambiental (GRIS), manifestó:
Imagen de San Antonio de Prado captada durante el conversatorio.
“Es una lástima que los funcionarios y las funcionarias de este país crean en ese discurso moderno, colonial, patriarcal y capitalista donde se anulan las tradiciones de los campesinos y el reconocimiento histórico. Ahí hay unas tramas gramaticales de pensar que el campesino y la campesina siguen siendo el empobrecido o el sucio; unos imaginarios sociales que lo ven como un maleducado, como un atrasado y que viene a jugar con el sentido común de un mundo que está al revés y que por esa razón no debería ser sentido común”. Vanessa Sierra Giraldo habitante de la vereda San José de la Montaña del corregimiento de San Cristóbal y perteneciente a la Red Ambiental y Juvenil Intercorregimental (REDAJIC) se refirió a cómo ese discurso obedece a una lógica de desarraigo: “Para mí ese discurso hace parte de un proceso de descampesinización que pasa por muchas políticas gubernamentales, pero que fundamentalmente pasa por el discurso donde se sabe que la manera en la que se nombran los sujetos, incide en el rol de la identidad y la lucha histórica de estos colectivos porque se reconozcan sus derechos. La concepción de campesino no es solamente una relación de producción como lo quiere enunciar esta institución, sino que es una maraña de relaciones y procesos que confluyen en lo rural”.
“Yo siento una responsabilidad inmensa por conservar, promover y reconocer los saberes ancestrales y campesinos, por empoderarme de mi territorio cuya memoria se viene ignorando desde el poblamiento masivo, desde la migración de los campesinos a la ciudad, desde las propias comunidades nativas. Siento una apretura con mis raíces y considero la tierra como hogar y organismo vivo”. Testimonio recogido en el Diplomado Participación y Apropiación Territorial con la Juventud Rural Campesina.
Por otra parte, la participación de los y las jóvenes tanto en territorios urbanos como rurales es el motor para que se impulsen propuestas en pro de la vida y la defensa de los territorios donde las identidades diversas, múltiples e interconectadas, son las que procuran la permanencia, el arraigo y la necesidad de fortalecer el tejido social por medio del arte, la ecología, el feminismo, el patrimonio y la soberanía alimentaria. La educación popular también aparece como una herramienta frecuente, capaz de que los y las jóvenes entablen relaciones de horizontalidad que propician la construcción de conocimientos conjuntos más allá de la ruralidad, pues las motivaciones que los jóvenes encuentran para participar tienen que ver con el tiempo libre, la creación de vínculos y redes, la necesidad constante de aprender y saber sobre el mundo y, sobre todo, la necesidad de apropiarse desde su propia construcción de identidad. Por eso, la posibilidad de narrarse a sí mismos, propiciar el diálogo de saberes, apostar por la agroecología y la búsqueda de una educación contextualizada son algunos de los elementos que hoy ocupan a los y las jóvenes de la ruralidad campesina para poder promover su permanencia en los territorios con los que se identifican. Encuentra aquí la transmisión del evento: ‘Juventudes Rurales: participación, construcción y defensa de los territorios’.

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