A partir del mes de septiembre de 2024 el Instituto Educativo Penca de Sábila iniciará un nuevo ciclo formativo con la Escuela Campesina para la incidencia Política en Medellín y el Norte del Valle de Aburrá. En esta ocasión, tendremos un curso corto (de 4 sesiones y un foro) en donde estaremos preparándonos para los ajustes y actualizaciones en las figuras de ordenamiento territorial.

Invitación para organizaciones rurales: campesinas, ambientales, de mujeres y jóvenes.

Perfil: Integrantes de procesos organizativos rurales o campesinos de los corregimientos de Medellín y de los municipios del Norte del Valle de Aburrá.

Duración y modalidad: 28 horas presencial.

Inicio: Grupo norte Valle de Aburrá (05 de septiembre); grupo corregimientos de Medellín (12 de septiembre).

Encuentros: días jueves de 9 a.m. a 3 p.m.

Inscripciones abiertas hasta el 1 de septiembre de 2024.

Teléfono: 322 648 39 22

Durante el año 2023 el Programa Mujeres y Justicia de Género realizó la presente investigación junto con la Red Intercorregimental de Mujeres de Medellín y la Red Intermunicipal de Mujeres del Norte del Valle de Aburrá, buscando visibilizar la violencia económica a partir del análisis de sus manifestaciones e impactos en la vida de las mujeres rurales y campesinas, resaltando las diversas estrategias de resistencia que las mujeres realizan para hacerle frente, y los retos que la sociedad y el Estado enfrentan para erradicar ésta y todas las tipologías de violencia contra las mujeres que le subyacen.

La violencia económica contra las mujeres rurales y campesinas es normalizada, por esto se hace necesario comprender de manera profunda y especifica esta tipología y los desastrosos efectos en la vida de las mujeres, que desde edad temprana sufren el cercamiento a su posibilidad de ser por sí mismas, de aprender la autonomía como forma de ser, imponiéndoles mandatos patriarcales enmarcados en la vida para los otros, llevándolas a la culpa, el miedo, la baja autoestima, la rabia contenida, la dependencia, la angustia y la incertidumbre.

Esta investigación se sitúa en el contexto rural y campesino que da a la violencia económica otros marcos de interpretación en la vida de las mujeres, recoge testimonialmente estrategias de resistencia que asumen formas declaradas o silenciosas, y en todo caso, evidencia como toman posición haciendo cotidiana su rebeldía y sus apuestas por la autonomía y libertad. Este proceso se construyó por medio del taller como lugar de creación, conversación y formación que revela formas de resistencia y ese devenir en sujetos políticos de mujeres rurales y campesinas que se reconocen, reconocen el valor del encuentro con otras, la trascendencia del trabajo en red y cómo la organización se hace lugar de apoyo y autodeterminación, espacio para la comprensión de las causas, lugar de acción contra los efectos del machismo, del patriarcado y del capitalismo en sus vidas, en sus familias y comunidades.

Esta investigación hecha con las mujeres, precisamente aporta a la comprensión de esta tipología de violencia y tiene el propósito de contribuir a su devenir sujeto político, a la toma de posición y a la acción como mujeres rurales y campesinas conociendo su realidad como condición para transformarla. Reconocer de manera concreta esas formas de resistencia narrada en los testimonios compartidos, renueva la esperanza en el cambio, en la construcción de espacios propios que caminan hacia una vida libre de violencias y a la búsqueda de la libertad y emancipación de las mujeres.

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La Escuela Campesina para la Incidencia Política en Medellín y el Norte del Valle de Aburrá es una propuesta de formación-acción para líderes y lideresas que busca analizar las oportunidades que se presentan en el nuevo contexto político del país y configurar un marco de incidencia local para su exigibilidad. Actualmente la Escuela se está desarrollando con un grupo de personas en el Norte del Valle de Aburrá, que está conformado por 35 integrantes de los municipios de Bello, Copacabana, Girardota y Barbosa, y que hacen parte de acueductos comunitarios, redes municipales de mujeres, juntas de acción comunal y comité de microcuenca. Y un segundo grupo de 38 integrantes, en el que confluyen personas de los corregimientos de Medellín que hacen parte de asociaciones campesinas, colectivos ambientales, juntas de acción comunal, organizaciones de mujeres, red de jóvenes y egresados y egresadas de la Escuela de Agroecología.

La primera sesión de la Escuela se realizó el 18 de marzo en Barbosa y el 25 de marzo en Medellín. Esta sesión estuvo relacionada con las oportunidades del Plan Nacional de Desarrollo “Colombia, potencia mundial de la vida 2022-2026” y sus alcances en lo local. La segunda sesión se desarrolló el 15 de abril en Barbosa, y el 25 de abril en Medellín, donde se presentaron experiencias, se plantearon preocupaciones, reflexiones y alternativas con respecto a la organización alrededor del agua. La sesión transitó desde las amenazas a la gestión comunitaria del agua hacia algunas herramientas de incidencia política. Los temas programados en las próximas sesiones estarán relacionados con las propuestas legislativas en torno a la agroecología, la paz territorial, los aportes desde una perspectiva feminista a estas apuestas territoriales y, finalmente se dialogará con las personas y organizaciones participantes de la Escuela alternativas y propuestas concretas para incidir en las propuestas de los candidatos y candidatas a las elecciones locales y regionales que se realizarán este año.

San Sebastián de Palmitas. Comunicado público

La falta de reconocimiento histórico de los derechos de las comunidades campesinas del país, los megaproyectos viales y la ausencia de servicios y de políticas públicas, o de la implementación de programas como es el caso del Distrito Rural Campesino de Medellín, agudizan la crisis de la calidad de la vida rural y campesina en el corregimiento de San Sebastián de Palmitas.

Los y las habitantes de las veredas han sufrido múltiples vulneraciones relacionadas con movilidad, suministro de agua, vivienda, acceso a la salud y al trabajo ocasionados por la construcción de las vías Mar 1 y Mar 2 que hacen parte del programa de concesiones viales 4 G en Colombia.

Falta de garantías

Familias campesinas de la zona aledaña a estas obras tuvieron que vender sus predios a la concesión y a la fecha varias de estas familias no han recibido la totalidad del pago y esta situación ha llevado a que algunas de ellas se desplacen a la zona urbana, lo que profundiza la pobreza y la desigualdad social aunado a la transformación y pérdida de la vida y la cultura campesina.

Movilidad y acceso

La movilidad y el acceso las veredas La Volcana, La Aldea, La Frisola y La Cuchilla se ha visto afectada por los cierres temporales propios de la obra y los accesos habilitados implican mayores esfuerzos físicos y económicos para quienes habitan la zona. Las modificaciones inconsultas en los accesos a estas veredas en vez de facilitar complicaron la movilidad: aumentaron los tiempos de desplazamiento de las personas desde sus viviendas para recibir atención médica, trasladar y vender sus productos en el comercio o simplemente hacer diligencias en el centro de la ciudad.      

Aun así, en un contexto de pandemia y gracias a la movilización de la gente, el Ministerio de Transporte aprobó y firmó la resolución número 20213040018155 de abril de 2021 que contempla una reducción del 90% del peaje para quienes viven en Palmitas, beneficio al que ya están accediendo las pocas empresas de transporte público del corregimiento. Sin embargo, no hay explicación de por qué entonces el pasaje del bus no se ha reducido para la comunidad.

Acceso a servicios de salud

Por su parte como es sabido, la comunidad de Palmitas sigue sin acceso permanente a los servicios de salud. El centro de atención público en salud más cercano es el Centro de Salud Palmitas, ESE Metrosalud, ubicado en el centro poblado del corregimiento y que tiene un horario de atención durante la semana entre 7 a.m. y 4p.m, el desplazamiento desde algunas veredas tiene un costo aproximado de $20.000 por trayecto, pues no existe transporte público al interior del corregimiento. Los fines de semana solo prestan servicio los domingos entre 7 a.m. y 3 p.m. Este centro no abre sus puertas los sábados y tampoco ofrecen servicios de urgencias, lo cual, junto con las alteraciones de movilidad mencionadas constituyen un verdadero riesgo para la vida y el acceso oportuno a la salud de la comunidad.

Limitaciones para realizar actividades económicas

Las alteraciones en movilidad y algunas regulaciones de las autopistas 4G han impactado el derecho al trabajo de las comunidades. Antes del inicio del proyecto, los y las campesinas de Palmitas vendían sus productos en mercados locales, tiendas de barrio en San Cristóbal o en algunos puntos de la ciudad. Con el aumento en los tiempos y los costos de movilidad muchas familias de la zona se vieron obligadas a vender sus predios y otras a buscar medios de vida vendiendo productos en las inmediaciones de la vía.  Debido a la legislación relacionada con áreas de exclusión de las carreteras del sistema vial nacional, se prohíbe la venta de productos al borde de la carretera. Esto ha conllevado a que los habitantes de la zona que intentan vender sus productos en estos lugares sean desalojados violentamente sin ofrecerles alternativas que permitan el desempeño de actividades comerciales que signifiquen el sustento de sus familias.

No representaría grandes costos para el municipio o los concesionarios disponer de un lugar seguro y bien construido para que las familias campesinas de San Sebastián de Palmitas vendan sus productos, estos se lo han ganado como retribución a la violación de sus derechos.

Se necesitan soluciones reales a problemáticas estructurales

En San Sebastián de Palmitas se reconocen las campañas y brigadas que en ocasiones son realizadas por las administraciones municipales, la comisión accidental del Concejo realizada en octubre de este año en la centralidad del corregimiento y la oportunidad que este espacio brindó a la comunidad para ser escuchada, sin embargo, se exigen soluciones reales a problemáticas estructurales que han persistido en el tiempo y que se agudizan por las situaciones actuales.

Hacemos un llamado para que se reconozca la territorialidad campesina construida, el hábitat rural campesino, la tradicional finca agroforestal cafetera: una finca campesina no sólo es productiva, es una unidad integral que reúne la vivienda, el espacio para el trabajo, las relaciones afectivas, la reproducción social y familiar, la alimentación, las relaciones familiares y sociales, el descanso, el espacio para el crecimiento y el desarrollo de hombres y mujeres que conforman las diferentes familias campesinas. El tejido entre fincas campesinas que comparten la vocación agropecuaria son una tradición cultural y un espacio construido con sus propias manos.

Seguiremos insistiendo en la implementación del Distrito Rural Campesino para Medellín, en que haya una reparación integral por violación de derechos en el corregimiento de San Sebastián de Palmitas, que se tomen medidas reales que apoyen y garanticen la permanencia digna de las familias campesinas en sus territorios, aquellas que  son afectadas por los altos costos de impuestos, la falta de servicios públicos, agua de consumo, alcantarillado, y transporte público, y por macroproyectos viales como Mar 1 y Mar 2.

14 de diciembre de 2021.

Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila.

La Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila y el Movimiento Político de Mujeres Estamos Listas estamos convocando a la comunidad de las veredas de los cinco corregimientos para formular participativamente una Política Pública para la ruralidad de Medellín.

Esperamos que en este año, mediante grupos focales con comunidad, profesionales y universidades, el establecimiento de 10 mesas campesinas agropecuarias, la reunión con instituciones, sectores y organizaciones de los corregimientos, formulemos una propuesta de Política Pública que se ocupe de la crisis de ruralidad, la inequidad territorial, el olvido de la economía y vida campesina, las violencias que se ejercen contra las mujeres rurales y campesinas, la dispersión administrativa y las problemáticas que han enfrentado históricamente las comunidades, la juventud y las mujeres campesinas del municipio de Medellín. A la fecha, hemos instalado 3 mesas campesinas en San Cristóbal y avanzan de igual manera los grupos focales con comunidad, profesionales y universidades.

Pese a que el territorio rural es el 70% del municipio, las dinámicas municipales y de participación ciudadana, se han focalizado en la dimensión urbana y de ciudad, sin buscar alternativas para integrar a la ruralidad y su comunidad. La pandemia ocasionada por le covid-19 mostró la falta de articulación, de relación con la comunidad y la vulnerabilidad de las comunidades campesinas en las 53 veredas de los corregimientos.

El movimiento Estamos Listas con su participación en el Concejo de Medellín y la Corporación Penca de Sábila se han empeñado en hacer el control político del manejo de recursos públicos con destinación a la ruralidad y de la formulación, reglamentación e implementación del Distrito Rural Campesino. Las mesas campesinas y agropecuarias serán los espacios de participación para socializar los resultados de este control político y legitimar la propuesta participativa de Política Pública.

La crisis de la ruralidad tiene solución. Es claro que no se dimensiona políticamente la importancia social, ambiental y territorial de la economía y vida campesina de cercanías. Medellín aún cuenta con una despensa importante de alimentos y agua, con ecosistemas estratégicos y un territorio para producir bosques y servicios ambientales, todos estos valores y bienes comunes pueden estar a cargo de la comunidad campesina.

2 de junio de 2021.

El 20 de junio de 2020 tuvo lugar el cierre del Diplomado Participación y Apropiación Territorial con la Juventud Rural Campesina. El evento se realizó de manera virtual, no sin dejar el protocolo y el ritual de cualquier ceremonia de grados, pues hubo presentaciones musicales, rememoración de lo que fue el diplomado y la participación de los y las jóvenes que hicieron parte de este proceso formativo.

Recorrido territorial en la comuna 3 de Medellín, Barrio La Holanda

El diplomado, promovido desde la Alianza por la defensa del territorio y la vida campesina del Valle de Aburrá y certificado por la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia. Tuvo la participación de 22 jóvenes (13 mujeres y 9 hombres) de los corregimientos San Cristóbal, San Sebastián de Palmitas, Santa Elena y del Municipio de Ebéjico; quienes tuvieron la oportunidad de repensar sus territorios a través de la desnaturalización de la propia realidad y su empoderamiento como sujetos activos capaces de transformar su entorno.

El diplomado constó de cuatro módulos, con un total de 120 horas de trabajo teórico-práctico, donde se abordaron temas como la resignificación de los vínculos con el territorio; las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en la participación de las comunidades; las identidades juveniles en la ruralidad, los retos para la participación e incidencia juvenil en el ámbito rural; diversidades sexuales, de género y feminismos; entre otros.

Al respecto, Alexander Carmona, participante del diplomado y habitante del corregimiento de San Cristóbal, manifestó: “esto se trata de una revolución juvenil, porque es revolucionar el pensamiento, ser críticos, tener una mejor disposición ante lo que acontece en nuestro entorno. Hay que darnos cuenta de cómo está el sector rural y pensar en lo que estamos haciendo los jóvenes para mejorarlo, porque somos nosotros quienes debemos velar por mantener el campo y la vida campesina”.

Sesión “Identidades juveniles, reconociéndome y reconociendo al otro – a”

Es por medio de la Escuela de Pensamiento y Acción Campesina que este proceso logra tomar lugar en el despliegue de las acciones de la Alianza por el territorio y la vida campesina conformada por  la Universidad de Antioquia con el Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas y el Instituto de Estudios Regionales (INER); la Universidad de San Buenaventura con la Facultad de Ingenierías y el programa de Ingeniería Ambiental; la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, con la Escuela de Hábitat de la Facultad de Arquitectura y, finalmente, la Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila.

Dicha Escuela aboga por promover de forma integral la investigación, la acción y la educación, enfocándose en el fortalecimiento del tejido social de los territorios, para que sus habitantes se descubran como productores de su propia realidad, de su historia y de su entorno. El Diplomado Participación y Apropiación Territorial con la Juventud Rural Campesina dio continuidad al primer proceso formativo realizado, el diplomado deConstrucción Social del Territorio.

Sesión Retos para la participación juvenil en la ruralidad

Estos procesos de formación son fundamentales para promover la participación en los procesos sociales que se llevan a cabo a lo largo y ancho del territorio, pues el reto que hoy aparece sobre la mesa es incentivar a las personas a que se involucren de forma activa en el devenir de sus comunidades y es por eso que Yeny Ríos, participante del diplomado y habitante del corregimiento de Santa Elena, enfatiza en esta necesidad: “Existen muchas tradiciones que en este momento se están perdiendo porque no están siendo visibilizadas en los procesos políticos; eso se da porque la apropiación de los jóvenes es muy baja en comparación a lo que debería ser”.

Es válido concluir que luego de esta jornada de cierre, la visibilización de las expresiones juveniles en la ruralidad, la preocupación por la renovación generacional y el empoderamiento de hombres y mujeres se expande como una posibilidad que aún debe ser explorada por muchos de los jóvenes que habitan el campo y que quieren hacer parte de la construcción de una nueva ruralidad que les garantice una vida digna en el futuro.

Ceremonia virtual de graduación del Diplomado Participación y Apropiación Territorial con la Juventud Rural Campesina

Mientras la ciudad está confinada, el campo no para de trabajar.

Ya en medios de comunicación aparecieron los campesinos y campesinas de Medellín, ya el municipio ha tenido que reconocer la existencia de las pequeñas parcelas y fincas campesinas del Distrito Rural Campesino que surten ventas ambulantes, las tiendas, los supermercados, la minorista, la mayorista y hasta la plaza de Urabá. Si se hacen las cuentas de los medios de comunicación: Santa Elena pasa de 320 familias campesinas, más de 600 floricultores de Santa Elena y San Cristóbal, y tan solo 200 personas de mercados campesinos, aquí mal contadas van 1.120 familias campesinas, faltan más de 6.000 personas que viven en San Sebastián de Palmitas y las más de 8.000 familias campesinas de San Cristóbal, Altavista y San Antonio de Prado.

Son pequeñas parcelas de menos de 1 hectárea que producen alimentos y que no están en las cuentas municipales. Sin precedentes en América Latina hace más de 30 años que la población campesina y la de corregimientos no ha sido censada, quizá por eso el anteproyecto del Plan de Desarrollo de Medellín tan solo consideró el 0,23 % de todo el presupuesto para corregimientos y desarrollo rural sostenible.

La pandemia está dejando al descubierto las debilidades del sistema y en medio de la crisis se evidencia la necesidad y el estado de abandono del campo, la inequidad social, territorial y de género. El 70% del territorio de Medellín es rural y se encuentra dividido en cinco corregimientos, donde habitan aproximadamente 12.000 familias campesinas, muchas de ellas desprotegidas, que producen alimentos de buena calidad, kilómetro cero, con disponibilidad inmediata y que le aportan a la sostenibilidad y al patrimonio cultural de Medellín.

Si bien la Alcaldía implementó la plataforma “Compra Local”, es desconcertante ver gente sufriendo de hambre al tiempo que en las veredas se botan alimentos. En diferentes zonas urbanas y rurales hay muchas personas que, con banderas y camisetas rojas, claman por ayudas al no tener comida, lo que evidencia que no existe una red de comercialización que les permita a campesinos y campesinas vender la producción. La falta de ingresos les genera dificultades para abastecerse de otros alimentos que complementan su canasta básica familiar, como lo dice una campesina y pequeña productora “con solo cebolla no se hace una sopa”.

Según un rastreo que hemos realizado con la comunidad campesina, a través de una red de apoyo de 150 personas de 48 veredas, se ha confirmado que en medio de esta pandemia no hay encadenamientos directos entre producción y consumo y por eso se pierde la producción de las pequeñas parcelas. La Alcaldía y los mayoristas están comprando a grandes y medianos productores y a los pequeños solo les están comprando cebolla y cilantro; hay familias en cuarentena con hambre porque la medida de pico y cédula no es apta para las personas de la ruralidad, los adultos mayores son la población más afectada en esta emergencia debido al inexistente sistema de salud en las veredas. La falta de un censo real y los errores en las bases de datos han beneficiado a personas que no necesitan las ayudas y excluyen a quienes las requieren, los estudiantes temen perder sus cursos y semestres por la limitada conexión a internet, además, la falta de acceso a la conectividad virtual y la falta de información, hace que muchas de las familias campesinas no puedan inscribirse en los subsidios que ofrece el gobierno.

Hacemos un llamado de alerta a la Administración Municipal para que reconsidere la forma de atención a la ruralidad campesina, desarrollar el “software de la montaña” para conectar la ruralidad y actuar con inteligencia de sostenibilidad; comprar a pequeñas parcelas para alimentar a quienes tienen hambre en la ciudad y así brindar doble beneficio: aliviar el hambre en la ciudad al tiempo que se brinda alimentación complementaria a fincas campesinas; es decir encadenar solidariamente los alimentos de Medellín y mitigar el impacto económico de estas poblaciones vulnerables.

21 de abril de 2020.

¿En qué queda la participación ciudadana en la discusión del Plan de Desarrollo de Medellín

31 de marzo de 2020

Por mandato de ley los instrumentos de planificación nacionales y locales deben ser participativos, en los artículos 1, 2, 311, 318 y 342 de la Constitución Nacional y los artículos 3, 31 y 35 de la Ley 152 de 1994 se garantiza la participación representativa, libre y bien informada de la ciudadanía colombiana; en la Ley 152 se consideran entre otras cosas, las responsabilidades y funciones de los  Consejos Territoriales de Planeación para garantizar la participación representativa en la discusión del Plan Nacional de Desarrollo, en los Planes de Ordenamiento Territorial y en los Planes de Desarrollo Municipales.  

El 14 de marzo del año en curso, el Consejo Territorial de Planeación (CTP) comenzó la discusión participativa del anteproyecto del Plan de Desarrollo de Medellín en los corregimientos, donde habitan más de 500.000 personas y más de 50.000 campesinas y campesinos, pero debido a la amenaza mundial del COVID-19, el proceso de participación quedó suspendido y solo se logró hacer un taller en San Cristóbal con una baja asistencia: entre 10 y 15 personas, por lo cual la comunidad en diferentes eventos y por diferentes medios, llamaron la atención del CTP para que repitiera el encuentro de San Cristóbal y garantizara los talleres participativos en los demás corregimientos de San Antonio de Prado, Altavista, San Sebastián de Palmitas y Santa Elena, garantizando la legitimidad del proceso participativo. 

Es importante tener en cuenta que un Plan de Desarrollo que no esté respaldado por un proceso participativo es inconstitucional y es por esto que le solicitamos al Alcalde, al Consejo Territorial de Planeación y al Concejo de Medellín que no le den curso al Plan de Desarrollo hasta que no haya un proceso de participación legítimo. La pandemia es una realidad innegable, pero no por ello se deben desconocer los derechos constitucionales de las comunidades y menos cuando se pudo constatar el interés de la comunidad por participar en la construcción del Plan de Desarrollo que regirá el futuro de Medellín en los próximos 4 años.

En varias oportunidades la Corporación Penca de Sábila ha llamado la atención sobre la necesidad de considerar con respeto y de acuerdo a la ley a la comunidad y la ciudadanía, garantizando su representatividad y  la participación libre y bien informada. Nos sumamos al llamado de diferentes organizaciones sociales que piden que el Consejo Territorial de Planeación se abstenga de dar concepto sobre el Plan de Desarrollo y que la administración y el Concejo municipal amplíe los plazos, para que de esta manera exista una participación real y suficiente que legitime el Plan de Desarrollo de Medellín.

Corporación Penca de Sábila

Más información: 314 656 51 95

La justicia de género es fundamental para la construcción de paz en la ciudad de Medellín. Desde la Corporación Penca de Sábila y la Red Ambiental y Cultural Juvenil Intercorregimental, declaramos simbólicamente al corregimiento de San Cristobal, un territorio libre de discriminación, violencias de género y machismo.

Proceso formativo en feminismos y masculinidades críticas con jóvenes de la ciudad de Medellín.

Apoya: DIAS https://dias.cat/

Convencidas y convencidos por la claridad con la que una conversación vincula, diferencia y construye otros mundos colectivos, el pasado 21 de marzo de 2018 realizamos otra versión de ¡Conversemos! ¿Para qué un Distrito Rural Campesino en Medellín? Esta vez con la intención de evidenciar los caminos, las resonancias y reconfiguraciones que las demandas,  las problemáticas y las necesidades campesinas le han manifestado a la ciudad.

– ¿Cuánto vale esta tierrita? Está muy enmalezada
Llevado por pobres sentimentalismos, responde:
Para nosotros, tiene el mismo valor de la familia […] si en lo que la queremos la fuésemos a vender, ni por su capital multiplicado por cien usted la compraría.

Manuel Mejía Vallejo[1]

Hoy creemos en el Distrito Rural Campesino como posibilidad para dignificar la vida campesina en la ciudad de Medellín; que sin duda, requiere de la comprensión cultural y el trabajo colaborativo entre diferentes actores sociales para mantener en movimiento La Chiva, que hasta hoy, ha sumado caminos de voluntades, propuestas y acciones por la defensa del territorio, la economía y la vida campesina. El camino prosigue pues, con un afán sosegado, por apropiar las deudas históricas como exigencias y verdaderas alternativas de transformación social para la ruralidad campesina.

Hablamos de pequeñas parcelas y su diversidad alimentaria y de los tantos posibles como: pensar un territorio de especial protección para la comunidad campesina, pensar la conservación del territorio en manos de campesinos y campesinas, proteger la economía campesina y reconocer la finca campesina como patrimonio, como vida entera. Por supuesto fueron temas de conversación también las propuestas que obedecen a vacíos en la atención institucional y en la misma configuración comunitaria de la ruralidad campesina y que, además, parecen resultar intencionalmente nuevas a cada administración municipal.

Así entonces, cantidad de propuestas en distintos y acumulativos escenarios de socialización mal llamados participativos, han retardado el reconocimiento de la comunidad campesina como sujeto político y de derechos en Medellín. Sin embargo, con la misma vehemencia fueron pronunciadas una vez más: defensa del territorio rural campesino, titulación de la tierra, defensa de los acueductos comunitarios, soberanía alimentaria, conservación de semillas nativas, comercialización directa y justa, seguros para las cosechas, seguridad social campesina, mejoramiento de la finca campesina, trabajo campesino formalizado, educación gratuita y contextualizada, exoneración de impuestos, compensación por daños de infraestructura en los territorios rurales campesinos y otras más.

En ello, asumimos en la discusión algunas claridades y otras preguntas para construir de manera colectiva ¿en qué consiste el DRCampesino en Medellín? con los saberes en intercambio y en apuesta común por la vida digna campesina.

 

El ¡Conversemos! propuso un encuentro para apostarle a la construcción de gobernabilidad comunitaria en los territorios; intencionamos un trabajo por grupos que en un primer momento requería de recoger las propuestas que han sido manifiestas por la comunidad campesina en términos de la producción campesina, la vida digna campesina, la protección de los territorios y el acceso a la tierra; recordarlas con la intención de definir rutas que fueran caminos de solución a cada problemática identificada. Las reflexiones grupales se asumieron desde la gestión y ordenamiento territorial como dos inicios facultativos dispuestos por el Plan de Ordenamiento Territorial para el DRCampesino.

Posteriormente, socializamos los trabajos configurando un escenario para la incidencia política similar al Concejo Municipal y; en este último momento, reconocimos la necesidad de articularnos con otros actores territoriales, de posicionar alternativas distintas para administrar los territorios rurales campesinos, de vincular las demandas hacia la defensa de los bienes comunes, hacia las garantías para la permanencia de la juventud en los territorios rurales y campesinos y hacia la importancia de posicionar mundos posibles de la vida campesina en claves feministas.

Terminamos manifestando, una vez más, nuestro descontento ante el conformismo de una participación insuficiente, que por más no era vinculante, durante la primera fase del DRCampesino denominado “Diagnóstico Participativo”; de ahí que, asumimos la declaración de hacer Asamblea Campesina en nuestros territorios, procurando una consolidación de la organización campesina para la 7° Asamblea Campesina del Valle de Aburrá a realizar el próximo 21 de Abril.

“Pero solo sabemos de estas cosas quienes comimos tierra de niños y de grandes. Quienes dormimos sobre el césped bajo el techo eterno del cielo, para luego abrir los ojos en la oscuridad y así seguir soñando”

Manuel Mejía Vallejo

[1] (1945) La tierra éramos nosotros.

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