Editorial

Día Internacional de los Derechos de las Mujeres

“No sirve de mucho que una mujer llegue sola a lo más alto si llega sola. Tenemos que estar enredadas, formar parte de redes feministas”
Marcela Lagarde

En marzo se conmemora el Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, declarado en el II Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas (1910) como un acto de solidaridad internacional con las obreras textiles atropelladas violentamente cuando se movilizaron en Nueva York exigiendo salarios dignos y la disminución de la jornada laboral.

Un día para recordar a mujeres como Olimpia de Gouges y a Etta Palm cuando denunciaron que la Revolución Francesa no incluyó a las mujeres en su proyecto igualitario y liberador; y a Mary Wollstonecraft filósofa y escritora británica quien escribió La vindicación de los derechos de la mujer (1792). La voz de las pioneras permanece viva en estos tiempos y es el 8 de marzo una fecha para reconocer el camino transitado por ellas, quienes con su lucha dejaron un legado y marcaron precedentes en el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas, lo cual hoy se constituye en avances y en retos para el feminismo, ante la no materialización de sus derechos y las amenazas y retrocesos de sus conquistas.

Reconocemos avances importantes en la normatividad internacional y nacional para superar las desigualdades de género. El país ha ratificado los principales instrumentos de protección de los derechos humanos de las mujeres, entre ellos la Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) que engloba todos los derechos consagrados en anteriores convenciones de la ONU, la OIT y la UNESCO, y La Convención Americana, instrumento continental acordado en Belém do Pará a partir del cual se busca prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

Sin embargo, estos avances no son suficientes para la superación de las brechas de género. Las mujeres no gozan de una ciudadanía real, su participación en escenarios de toma de decisiones es incipiente, la distribución de los recursos está marcada por la inequidad, cumplen dobles y triples jornadas de trabajo (reproductivo, productivo y comunitario), encontrando obstáculos para el acceso a la educación, a la propiedad, a la salud, al trabajo digno y remunerado, y a la recreación. En tal sentido, tanto en el ámbito público como privado se sostienen situaciones de discriminación, exclusión y violencias contra las mujeres.

Un ejemplo de ello en la ciudad de Medellín, se evidencia con la Clínica de las Mujeres, una apuesta feminista, orientada a la atención integral para la salud de las mujeres, se ha encontrado con múltiples obstáculos y ha sido deformada paulatinamente por la influencia de instituciones patriarcales como la Iglesia Católica y las élites políticas conservadoras y liberales, y que ahora deviene en un proyecto de atención ambulatoria con un enfoque familista, distorsionando completamente el enfoque inicial con la que fue concebida.

De igual forma en Medellín no se garantizan condiciones de seguridad pública para las mujeres en lo urbano ni en lo rural, viven al acecho de los violentos que hacen de su vida y su cuerpo botín en el conflicto y muchas son afectadas de forma dramática por el desplazamiento intraurbano. Los altos índices de feminicidios dan cuenta del recrudecimiento de este fenómeno de violencia contra las mujeres en la ciudad.

Por ello es necesario reflexionar en torno al modelo de ciudad que se ha venido promoviendo, ciudad turística y de servicios, que dista de aportar al buen vivir de las mujeres. En el caso de las mujeres campesinas, el Plan de Ordenamiento Territorial representa una amenaza en lo concerniente a su permanencia en los territorios campesinos, lo cual conduce a la vulneración del derecho a la tierra y a la producción.

Esta situación nos insta a la movilización permanente. Por ello, el 11 de marzo de 2014, la Corporación Penca de Sábila y la Red Intercorregimental de Mujeres participaremos en la marcha para exigir al Estado y a la sociedad la garantía de todos los derechos de las mujeres y en especial la concreción de:

  • Rutas efectivas de atención a las mujeres violentadas y creación de dispositivos para la eliminación de todas las violencias contra las mujeres.
  • Medellín, una ciudad segura para las mujeres con espacios públicos que les posibilite el acceso y disfrute de estos.
  • El proyecto original de la Clínica de las Mujeres.
  • La inclusión de las mujeres, sus propuestas y sus derechos en los Planes corregimentales de desarrollo y en el Plan de Ordenamiento Territorial.

 

 

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