Narrativas campesinas de Medellín para el Distrito Rural Campesino
“[…] Somos hijas e hijos de la palabra
Hijas e hijos de la lengua y el lenguaje
¿Cuántas historias se encuentran ausentes cuando ella enmudece?
¿Cuántos viajes perdidos cuando se desconoce? […]”[1]
Las narrativas como manifestaciones vivas de las presencias campesinas en la ciudad de Medellín fueron para el 16 de mayo el tema de ¡Conversemos! ¿Para qué un Distrito Rural Campesino en Medellín?, un escenario que viene aportando a la discusión sobre la figura de protección territorial para la ruralidad campesina y, que además, facilita el encuentro entre distintos actores de la ciudad interesados en preservar y defender la vida, la cultura y la economía campesina de Medellín.
Realizado en el auditorio de Confiar de la Avenida 1 de Mayo -zona centro de Medellín- el ¡Conversemos! en esta ocasión tuvo como invitadas a dos maestras de los corregimientos de Santa Elena y San Sebastián de Palmitas, ambas acumulan juntas más de 70 años de experiencia y han encontrado en la defensa de la educación rural el cimiento de su proyecto de vida; Gilma Ayala y Beatriz Álvarez compartieron con organizaciones campesinas, estudiantes de universidades públicas y privadas, organizaciones de mujeres, entre otros actores sociales de la ciudad, sus historias situadas y reflexivas pero además propositivas en torno a la identidad campesina, sus aspectos socio-culturales y las condiciones económicas y políticas de los corregimientos, y en últimas, lo que implica ser campesina y campesino hoy de Medellín.
Sus relatos dieron cuenta de su experiencia como mujeres y la realidad nacional de la labor docente con sus condiciones y prestigios, pero además, el territorio y la procedencia campesina de las dos hicieron camino para sus vivencias acumuladas actualmente como maestras y aparecen, entonces, unas historias que vinculan las realidades campesinas en la acción pedagógica y otras tras haber presenciado las disputas territoriales con distintos actores, incluyendo los armados, que causaron el abandono de su quehacer en algunos lugares.
Particularmente, las y los campesinos de Santa Elena que anteceden dos o tres generaciones a la actual, y teniendo en cuenta las múltiples amenazas históricas a la permanencia en los territorios de la ciudad, manifiestan continuar identificándose como campesinos; y en ese contexto, la ausencia del Estado ha multiplicado la solidaridad entre las personas y la lógica comercial sostenida en el valor de la palabra. Para el caso de San Sebastián de Palmitas ubicado a la salida de Medellín hacia el Occidente del Departamento, el desarraigo atraviesa las miradas de quien le visita a pesar, o por su misma, vocación campesina invisibilizada en todo el territorio nacional.
Así, durante el encuentro se resaltaron elementos simbólicos con un trasfondo histórico que fue posibilitado por las mismas trayectorias educativas de las maestras. El auditorio respondió en esa dirección y sus intervenciones se hicieron alrededor de las propias experiencias, percepciones y retos que, entre otras, tiene esta ciudad para garantizar posibilidades económicas, sociales y políticas a la población campesina como sujeto de derechos.
En últimas, el ¡Conversemos! para esta ocasión deja como apuestas en el marco del Distrito Rural Campesino pensarse el reconocimiento social y político de la ruralidad campesina en la ciudad, y para ello, la escuela no puede aislarse del medio que comprende y, en este sentido, la experiencia de los corregimientos de Santa Elena y San Sebastián de Palmitas son referentes metropolitanos en cuanto a las representaciones culturales y la generación de material pedagógico que rescatan los contextos campesinos.
Para el mes de Julio, se anuncia un nuevo ¡Conversemos! con el tema de las presencias campesinas de Medellín.
[1] Cifuentes, Laura M (2016). Oralidad narrativa como identidad campesina. Universidad de Antioquia.