El modelo de desarrollo dominante explota a los seres humanos y a la naturaleza, concentra la riqueza y excluye y desterritorializa a las mayorías a través del desarraigo y el desplazamiento. Es un modelo hegemónico etnocentrista y patriarcal y de pensamiento único que niega las diversidades, diferencias y localidades. Es asimismo un modelo centrista que sacraliza la monumentalidad en unas condiciones sociales como las nuestras, un modelo androcentrado, desde su mirada patriarcal, que oculta la gran capacidad y aporte de las mujeres así como sus problemáticas referidas a la violencia cotidiana y las discriminaciones de que son víctimas en la casa, en la calle, en el aula, en el trabajo, en la organización, en el partido, por condiciones de género.
La feminización de la pobreza es una realidad planetaria que despoja a millones de mujeres, jóvenes y niñas de los más elementales derechos y las lanza a un destino de carencias, malnutrición y servidumbre.
La Corporación Penca de Sábila, plenamente consciente de que no existe desarrollo humano, ni sustentabilidad, ni democracia, ni justicia social, si los mismos no pasan por la igualdad, la equidad y la justicia de género, ha decidido incorporar la dimensión feminista y la teoría de género a todo su quehacer institucional.
Para garantizarlo, la Corporación crea un programa que se encarga de la transversalidad y la especificidad de género con enfoque feminista, fundamentado en la necesidad de aportar en la construcción de todas las condiciones sociales, culturales, económicas, políticas y simbólicas para lograr la igualdad y equidad entre mujeres y hombres, el respeto y la exigibilidad de los derechos humanos de las mujeres, su inclusión en el desarrollo, el pleno ejercicio de su ciudadanía, el acceso a bienes y recursos y la participación social y política, como condiciones imprescindibles para alcanzar una sociedad democrática, justa, incluyente y sostenible.
Es urgente la construcción de un ideario político-cultural que les permita a las mujeres situarse en el mundo, reconocerse seres humanas históricas, autónomas, sujetas sociales, culturales y políticas, con identidad personal y colectiva, y no como seres inferiores, de segunda categoría, como lo ha erigido la sociedad patriarcal.
Mediante el programa de Mujeres y Justicia de Género buscamos que las mujeres adquieran conciencia y vivan las transformaciones para salir de la condición y situación que la sociedad patriarcal y machista les ha procurado, motivando que se conviertan en seres que estén a favor de sí mismas y de las otras mujeres, que puedan desarrollar una participación política no tradicional, en la que predominen valores de igualdad y de respeto a la diferencia y a la diversidad y que puedan contribuir a la construcción de mundos no autoritarios tanto en la vida familiar como social.
Consideramos necesario que el ámbito privado goce del mismo reconocimiento social que el público. En la esfera privada se crean lazos afectivos y se desarrollan las actividades del cuidado, lo cual guarda profundas relaciones con las necesidades subjetivas de las personas. Es también intención política de Penca el reconocimiento social y valorativo del trabajo reproductivo, la necesaria interrelación entre lo productivo y lo reproductivo y entre lo público y lo privado.
Nos proponemos contribuir al avance de las transformaciones de las condiciones materiales y subjetivas de las mujeres y a su empoderamiento social, político y económico. Este proceso lo desarrollamos a través de:
Se aporta al empoderamiento de las mujeres y al mejoramiento de sus condiciones de vida, al conocimiento y la exigibilidad de sus derechos y a eliminar todas las formas de violencia que se ejercen contra ellas.